A los 48 años, Horacio Daniel Galanti se convirtió en el primer argentino en hacer cumbre en el Everest ascendiendo por ambos lados, Nepal y Tibet. Nacido en Villa del Rosario, pero radicado hace 15 años en Canadá, el cordobés tuvo su primer contacto con el montañismo a los ocho.
En 2013, Galanti llegó al techo del mundo desde el lado sur (Nepal) y, el 23 de mayo de este año, a las 7.30 de la mañana, tuvo tiempo para posar para la foto, después de haber hecho cumbre desde el lado norte (Tíbet). Hoy puede decir que cumplió el sueño de cualquier alpinista: finalizar el desafío de las Siete Cumbres y alcanzar los picos más altos en cada uno de los siete continentes.
"Realmente la expedición termina cuando uno vuelve a casa. Son muchas emociones juntas y para mí es la culminación de un proceso. Luego de escalar las Siete Cumbres, esto fue como la frutilla del postre y cierra un ciclo que comenzó hace muchos años atrás. Estoy muy feliz por todo esto", expresó el cordobés, que se desempeña como ingeniero civil, a Cadena 3.
La preparación para cumplir con el objetivo le demandó dos meses de preparación, mucho esfuerzo y profesionalismo. En la etapa final, el acompañamiento de su compañero y amigo sherpa (como se denomina a los habitantes de las regiones montañosas de Nepal) fue fundamental.
"Es una alegría muy grande después de casi dos meses de estar en Tíbet, donde hicimos aclimatación, muchos esfuerzos, muchas noches de dormir en carpa, con frio, con viento y bañándome con baldes de agua caliente", expresó.
Y agregó: "Llegar a la cumbre fue una mezcla de emociones, pero había que mantener la parte lógica del cerebro muy activada porque había que descender y no se puede perder la concentración".
Su objetivo se cumplió en una temporada en la que el Everest se cobró 11 vidas (dos en el lado norte) y según Galanti, la falta de experiencia, el mal tiempo y el incontrolable número de permisos expedidos por el gobierno de Nepal colaboraron con estos trágicos desenlaces.
En su caso, nada estuvo librado al azar. Una larga y minuciosa planificación se conjugó con la exigencia y la constancia para ir detrás del objetivo. El trabajo incluyó noches enteras en la cima del Aconcagua, montaña que escaló 11 veces y la utiliza como terreno de entrenamiento, y en los rocosos montes canadienses donde vivió el proceso de aclimatación.
"En el lado norte no tuvimos inconvenientes porque había pocos escaladores y se requería de un currículum de montañismo y certificaciones. En el lado sur la situación fue bastante distinta, no hubo restricciones en los permisos y hubo escaladores con muchas dificultades, poca experiencia y poco soporte sherpa” explicó.
La publicación de la hazaña del cordobés en redes sociales de una agencia de excursiones llegó hasta su tierra natal y los mensajes no se hicieron esperar.
"He chequeado algunos mensajes en las redes sociales de algunos amigos y compañeros de secundaria. Estoy tratando de ponerme día, pero recién estoy reconectándome con el mundo y me va a tomar un par de días", contó.
Y continuó: "Siempre vuelvo a Córdoba a visitar a mi familia y amigos. Estoy siempre con el corazón y la mente puesta allá".