Es miércoles por la mañana en Lijiawan. La temperatura roza los 40 grados y casi no se ve gente en la calle, salvo una señora que lava su ropa en el río o algunos ancianos curiosos que miran desde el oasis de sombra que dan los aleros de sus casas. Aunque a simple vista parece un pueblo más, este silencioso y remoto lugar a 1.200 kilómetros de la vorágine de la capital del país es uno de los "pueblos piloto" donde el gobierno chino inició su plan de alivio de la pobreza.
Con 1400 millones de habitantes, la eliminación de la pobreza es hace años uno de los temas que más preocupa a China. En 2016, bajo la presidencia de Xi Jinping, se estableció el XIII plan quinquenal para el desarrollo económico y social de la nación, donde se fijaron por primera vez pautas obligatorias de los gobiernos provinciales y municipales para reducirla, con el fin de que en 2020 ya no haya habitantes por debajo del índice de pobreza.
Desde ese momento, 28 gobiernos provinciales trabajan anualmente para el mejoramiento de las aldeas más atrasadas. Y Lijiawan es una de ellas. Ubicada en el distrito de Huangzhou, ciudad de Huanggang, provincia de Hubei, esta aldea de 844 habitantes fue una de las primeras en iniciarse al llamado plan chino de "alivio de la pobreza". En 2013, Lijiawan era un lugar geográficamente aislado, con un sistema de transporte atrasado y una base industrial demasiado débil. Vivían allí unas 74 familias, cuyo ingreso anual no superaba los 368 dólares.
"Desde 2015 iniciamos con los proyectos para el alivio de la pobreza. Nos enfocamos en la industria, el transporte, además de la educación y la mejora de la cultura en nuestros habitantes", explica Zheng Xinping, Secretario de la Comisión de la aldea Lijiawan, quien afirma que en 2017 lograron que el ingreso per cápita ascendiera a 1557 dólares gracias a la ayuda monetaria anual del gobierno.
Entre las mejoras establecidas en Lijiawan, se destaca la construcción de una central fotovoltaica con una capacidad de producción anual de 130 kilovatios, que se vende a la red de electricidad de la nación generando un ingreso de unos 130.000 yuanes al año. Además, el presupuesto anual se divide entre la construcción de viviendas, el tratamiento de aguas residuales y la mejora de carreteras y caminos. También se construyen escuelas –que ofrecen nueve años de educación gratuita a todos sus habitantes– y se invierte en actividades culturales. Además, se establece un programa de cooperativas para que los aldeanos puedan reinsertarse laboralmente.
"Desde 2015 tuvimos una inversión de 20 millones de yuanes para diez programas diferentes", detalla Zheng Xinping y aclara que, aunque la aldea ya es autosustentable, el gobierno seguirá con su plan de apoyo económico hasta la finalización del programa, en el año 2020.
¿Qué pasa en el resto del país?
Según estadísticas del Banco Mundial, de 1978 a 2014 el ingreso per cápita de China aumentó 16 veces, y su pobreza extrema disminuyó de un 88,3% a un 1,9%, pudiendo sacar de la situación de indigencia a 850 millones de personas. A fines de 2017, el número de pobres era de 43 millones. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el umbral de la pobreza del gobierno chino ronda 1,20 dólares por día, mientras que el Banco Mundial subió su cifra a 1,9 dólares en 2015.
Aunque todavía quedan dos años para llegar al deadline que se impuso el gobierno de Xi Jinping, el desafío sigue siendo grande. De acuerdo a un informe de la ONU, el costo de sacar a un individuo de la pobreza fue aumentando con el paso del tiempo: en el año 2000, el gobierno chino debía invertir unos 48 dólares al año por cada individuo, mientras que en 2010 este número ascendió a 150 dólares. Según la agencia china de noticias Xinhua, en 2017 el gobierno central destinó 86.000 millones de yuanes al programa de alivio de la pobreza, un 30,3% más que el año anterior.