Un fiscal federal pidió elevar a juicio oral la causa que se le sigue a 19 policías por la desaparición forzada de Franco Casco, el joven que estuvo detenido en una comisaría y cuyo cuerpo fue halladodespués en el río Paraná en 2014.
El pedido fue formulado por el fiscal Guillermo Lega, quien acusó por el hecho a agentes de la comisaría 7°, donde la víctima estuvo detenida y fue vista por última vez. El fiscal acusó también a agentes de Asuntos Internos de la Policia santafesina.
"La conducta ilícita desarrollada por los aquí procesados no solamente implicó la privación ilegal de la libertad, sino que además, por su intermedio, se sustrajo a la persona del derecho a la jurisdicción y a su integridad física, psíquica y moral", indicó Lega en su solicitud, informó la página Fiscales.
Señaló además que "se privó a sus familiares y a la sociedad toda de conocer su destino y el devenir del porqué de su muerte y el cómo sucedió", lo que causó "una multiplicidad de víctimas que es una nota distintiva de este tipo delictivo".
Lega encuadró los hechos endilgados a los procesados bajo la figura de desaparición forzada, en tanto que pidió el sobreseimiento de otros doce imputados.
Según se dio por acreditado en el expediente, el 6 de octubre de 2014, cerca de las 17.30, Casco (20) partió de la casa de una tía en Rosario hacia la estación de trenes para regresar a la localidad bonaerense de Florencio Varela, donde residía con su familia.
En cercanías de la estación, fue abordado por agentes de la Comisaría 7°, aunque por ahora se desconocen las circunstancias de modo, tiempo y lugar en que se produjo la detención.
La investigación permitió conocer que Casco fue trasladado a la seccional, donde fue aislado en un calabozo que según testigos era "pequeño, oscuro y mugroso" y lo denominaban "La Jaulita" porque allí encerraban a jóvenes que aprehendían por supuesta "averiguación de antecedentes".
De acuerdo a numerosos y coincidentes testimonios de presos alojados en esa comisaría, algunos de los cuales pudieron hablar con Casco, en determinado momento se escucharon golpes y fuertes gritos de auxilio del joven.
Luego de eso "se hizo silencio absoluto y no volvieron a escuchar a la víctima, ni la vieron al día siguiente cuando recibieron visitas, lo que les llamó particularmente la atención", indicó el fiscal.
La Policía santafesina afirmó a familiares de Franco que el joven había sido aprehendido "por atentado y resistencia a la autoridad", ya que "estaba drogado, como perdido" y aseguró que luego fue liberado.
Sin embargo, Casco nunca llegó a Retiro, donde lo esperaba su madre, Elsa, y frente a las averiguaciones, "el personal registró su detención modificando sensiblemente sus datos personales, apellido, número de documento y domicilio" y le dio intervención al fiscal que correspondía intervenir, "con la finalidad de darle sustento legal a un proceder totalmente irregular".
El dictamen pone de relieve la importancia de que el padre de la víctima se haya dirigido a la comisaría, ya que de no haberlo hecho "nunca se hubiese descubierto que Casco había sido privado de su libertad".
Las maniobras de ocultamiento continuaron en los días siguientes, hasta que el 30 de octubre la Prefectura Naval encontró el cadáver de Franco en el río Paraná.
La autopsia y demás pruebas permitieron establecer que el joven había sido asesinado antes de ser arrojado al río y que el tiempo de inmersión era compatible con la fecha de su desaparición.