Hace 12.000 años, un grupo de personas trabajaba en una cueva con toscas herramientas de piedra para cortar y raspar cueros. El lugar se llama Agua de la Cueva y está cerca del camino que une Las Heras con Uspallata.

¿El gobierno no sabía?
La declaración de Patrimonio tiene el número de decreto 2059, de octubre de 1994, y lleva la firma del entonces vicegobernador Carlos de la Rosa, según el facsímil que envió a este portal el arqueólogo Alejandro García, quien hizo importantes descubrimientos en ese alero rocoso y fue uno de los impulsores de esa declaración.
La firma del decreto por parte del Poder Ejecutivo fue a pedido del Senado de Mendoza.

Transcurría la parte final de la Era del Hielo y Mendoza era fría y húmeda y caminaban por estas tierras enormes ejemplares de megafauna actualmente extinta, como los personajes de la famosa película de dibujos animados.
Esas personas, vestidas con pieles de animales, encendieron fogones y dejaron sus implementos ese refugio rocoso. La sedimentación paulatina del lugar hizo que gran cantidad de carbones, huesos y artefactos de piedra quedaran enterrados, y los científicos de nuestro tiempo pudieron excavar y recuperarlos para investigar ese pasado remoto, como una ventana en el tiempo.
Los científicos hicieron importantes investigaciones arqueológicas y aún queda mucho por descubrir, pero hoy los tesoros que todavía resguarda el sitio están en serio peligro porque los enduristas y cazadores lo usan como refugio natural para comer asado mientras el gobierno no lo protege a pesar de que fue declarado Patrimonio Cultural Histórico Arqueológico.