Rosina Beltrán se ha configurado como una de las participantes más relevantes de esta nueva temporada de Gran Hermano. La uruguaya logró ganarse los corazones de los televidentes, quienes están atentos a cada uno de sus momentos dentro de la casa más famosa del mundo.
La joven se caracteriza por tener una personalidad muy ingenua, aunque todo el tiempo se encuentra atenta al juego y en su mente prepara estrategias para ser la gran ganadora. Sin embargo, en esta oportunidad, protagonizó un momento sin su alegría tan característica.
Rosina abrió su corazón para revelar una parte de su pasado que ha dejado profundas cicatrices en su ser. Desde sus primeros años, enfrentó la difícil realidad de la separación de sus padres. La joven compartió con valentía cómo esta situación se desarrolló debido a los celos de su madre, pero a pesar de ello, dejó en claro que su relación con su padre nunca se vio interrumpida por esta situación.
A pesar de la distancia física, Rosina mantenía un vínculo emocional con él, un vínculo que anhelaba fortalecer y reconstruir a lo largo de su vida. El relato se torna aún más conmovedor cuando Rosina revela el impacto devastador que tuvo la partida de su padre a Estados Unidos cuando ella tenía apenas dos años.
Esta ausencia, que se prolongó durante gran parte de su infancia, dejó un vacío profundo en su corazón y en su identidad. La reaparición esporádica de su padre en su vida solo agravó este sufrimiento, creando una sensación de abandono y rechazo que Rosina llevó consigo durante años.
¿Qué dijo Rosina?
“Mi mamá y mi papá se separaron porque mamá es muy celosa, pero hasta el día de hoy me sigo llevando con él. Siempre voy a la casa a comer, lo re quiero”, comenzó contando Rosina Beltrán.
Sin embargo, la participante dejó en claro que a pesar del cariño, el dolor estuvo presente en su relación: “Cuando yo tenía dos años, mi papá se fue a Estados Unidos y desapareció. Después apareció cuando yo era más grande, tenía siete años. Vino a Uruguay con la novia, nos vimos unos días y después desapareció de nuevo como siempre. A los 15 años recién apareció. Yo siempre le mandaba mails, le decía que necesitaba un papá, pero no me respondía. Y después lo fui a visitar”.
“La verdad se perdió tremenda hija el bol… Ya lo re trabajé en terapia, pero siempre tuve la ilusión de tener un papá. Por suerte, agradezco a mi madre que dio todo por mí”, agregó y cerró a corazón abierto: “La pasé horrible de chica. Mi sueño siempre fue que Gonza y mi mamá volvieran a estar juntos, pero no pasó. Igual se llevan, hasta el día de hoy”.