En los años 90, cuando VideoMatch dominaba la televisión argentina y las risas eran casi aseguradas, Salvador “Toti” Ciliberto se consolidó como una de las personalidades más queridas del humor en el país. Con personajes memorables y bromas cómplices, conquistó a una audiencia que se reunía frente al televisor para verlo junto a Marcelo Tinelli y el emblemático elenco del programa, que se transformó en un símbolo de toda una generación.
No obstante, detrás de ese carisma y las risas, luchaba contra una batalla devastadora y oculta: su adicción a las drogas.
Años después, Salvador “Toti” Ciliberto abrió su corazón sobre esa difícil etapa de su vida en una entrevista con Gastón Pauls para el programa Seres Libres. En esa conversación, reveló que su lucha con las drogas comenzó antes de su llegada al programa y que, en un principio, creía que podía mantener el control sobre la situación.
La difícil adicción que enfrentó Toti Ciliberto
“Empezó antes de VideoMatch, una vez por semana; después, eran dos veces. Cuando llego al programa y la presión de hacer 40 puntos de rating, personajes, viajes... uno se engaña y cree que eso ayuda para mantenerse”, confesó.
Toti no lo dudó y habló sobre su adicción por la cocaína: “Estuve muy comprometido con una adicción fuerte y fue muy difícil”. Para atravesar este duro momento, se refugió en la Fe: “Hasta que en un momento apareció Dios en mi vida y me dio una inyección importante de Fe. Si no me sacaba el Señor, yo nunca hubiera salido de ahí”.
El interés de Toti por la comedia nació en su adolescencia, cuando se dio cuenta de que el humor podía ser una defensa contra el bullying. Afectado por el acné y las burlas de sus compañeros, optó por reírse de sí mismo antes de que lo hicieran los demás, transformando las críticas en una habilidad para el entretenimiento.
La oportunidad que cambiaría su vida llegó en 1992, cuando fue elegido para formar parte de VideoMatch, un programa que comenzaba a convertirse en un fenómeno humorístico. Allí, Ciliberto destacó con cada personaje que interpretaba, provocando carcajadas y ganándose el afecto del público. Sin embargo, mientras en la pantalla transmitía alegría, su vida personal se veía atrapada en una espiral oscura de adicción. “Fue una etapa difícil. La adicción no te deja vivir, te consume, te lo quita todo”, recordó.
Pero, por suerte, sus familiares lo hicieron recapacitar por su negativo consumo: “El click fueron mis hijos, y una ayuda muy potente de mi exmujer. Llegó el momento en que lloraba y consumía al mismo tiempo, esa dualidad”.
Sus primeros pasos en este proceso de recuperación lo llevaron a participar en eventos cristianos, donde compartió su testimonio de superación. La invitación del pastor Felipe de Stefani para hablar en encuentros como “Me convertí y no entiendo nada” fue un impulso clave en su vida. Allí, Toti se dirigía a una audiencia en busca de consuelo y orientación. “Cada uno de nosotros tiene algo que sanar”, les decía. “No importa si es la droga, la comida, la tristeza… Dios sabe de qué tenemos que desprendernos”, concluyó.