Las recientes declaraciones del futbolista Ramón “Wanchope” Ábila en un programa de streaming reabrieron un altercado ocurrido en Qatar durante el Mundial 2022, donde el jugador reconoció haber intentado agredir físicamente a un periodista.
En este sentido, Pablo Carrozza se identificó como el destinatario de esa acción, generando un intenso debate público sobre los límites de la crítica, la reacción de los deportistas y el rol de los comunicadores en los medios actuales.
LAS FUERTES ACUSACIONES CONTRA WANCHOPE ÁBILA
La polémica estalló a partir de la participación de Wanchope en un programa de Olga. Durante la charla, el delantero relató un episodio en el que, tras la final del Mundial en Qatar, tuvo un encontronazo con un periodista al que, según sus palabras, quiso “encarar” o golpear.
Poco después, el periodista Pablo Carrozza difundió un video identificándose como la persona a la que hacía referencia el futbolista. El suceso se desarrolló en el estadio de Lusail, minutos después de que la Selección Argentina se consagrara campeona del mundo.
Según el relato de Ábila, no concretó la agresión porque estaba presente su hijo. Sin embargo, Carrozza presentó una versión diferente, sosteniendo que el verdadero motivo por el cual el jugador no actuó fue el temor a ir preso, dado el estricto código legal vigente en Qatar.
El periodista aseguró que el deportista le manifestó explícitamente que en ese país no haría nada por miedo a la detención, pero que la situación sería distinta si se encontraban en Buenos Aires. Carrozza describió la escena como violenta, incluso mencionando que el hijo de Ábila parecía afectado, llorando y pidiendo a su padre que se fueran del lugar.
Más allá del incidente puntual, Carrozza expresó una profunda decepción con la actitud de los conductores del programa de streaming, Gastón Edul y Ariel Senosiain, a quienes consideraba colegas serios o amigos.
Criticó que tomaran la situación “a la ligera”, riéndose y sin repreguntar o solicitar el nombre del periodista involucrado. Esto, para Carrozza, avala indirectamente la idea de que un jugador pueda reaccionar violentamente ante la crítica, desdibujando el rol del periodismo en favor de un modelo de “streaming” más complaciente con los futbolistas.
Carrozza interpretó la conducta de Ábila como un reflejo de una “masculinidad frágil” y una incapacidad para resolver conflictos mediante el diálogo, recurriendo a la violencia física como única respuesta. El periodista enfatizó en la necesidad de que los medios y los profesionales del rubro no naturalicen ni justifiquen este tipo de amenazas y agresiones.