El teatro musical, de festejo en Córdoba

Hernán Espinosa celebra los 15 años del teatro musical en Córdoba, con invitados especiales, en el Teatro Real. Su camino y una herida que aún no cierra.

Hernán Espinosa celebra 15 años de teatro musical en Córdoba con una gala en la que repasa lo mejor de sus producciones.
Hernán Espinosa celebra 15 años de teatro musical en Córdoba con una gala en la que repasa lo mejor de sus producciones.

Por Jorge Luna Arrieta

Noche de gala. Llevá los atuendos apropiados y los sentidos preparados. Hernán Espinosa festeja para que podamos celebrar todos. El impulsor del teatro musical en Córdoba cumple 15 años con este género y propone una velada en la que repasará los mejores momentos de sus producciones, con invitados especiales. Este martes 26 de septiembre, desde las 21, en el Teatro Real, con entradas a 200 pesos.

Todo comenzó cuando Hernán llevó su idea al Teatro Real, en 2002, y Juan Adrián Ratti le abrió las puertas de esa sala. "Si Buenos Aires tenía el musical de Drácula, ¿por qué Córdoba no podía tener a otro monstruo? Hicimos Frankenstein y largó la maquinaria. No existían las redes sociales. Los llamados a las audiciones eran con los afiches pegados en la Facultad de Arte, en los teatros. Así empezó a todo", le contó Hernán a Día a Día.

Así como palabras y notas musicales se combinan, los números también se alinean: "Soy muy efemérico. Son los 15 años de mis espectáculos de teatro musical, pero también 10 años sin el Teatro Comedia, desde esa noche fatídica de junio de 2007, cuando estaba por estrenar Cumbres borrascosas. Me llamaron a las 4.30 para decirme que se estaba quemando el teatro. Habíamos hecho el último ensayo general y dejamos todo ahí; vestuario, instrumentos... Todo se quemó. Aparte, fue ensayar un montón y no poder estrenar... No puedo creer que ya sean 10 años de desidia, de indiferencia, de promesas incumplidas y de un duelo que no cierra. Pero también se festejan los 90 años del Teatro Real. Es como muy fuerte toda la fecha".

–Hablando a groso modo, unís al teatro con la música. ¿Cómo fue tu relación con cada uno para llegar a esto?

–Son dos aristas que se unen. De chico, mis padres me llevaban a ver Margarito Tereré. Fue mi primer acercamiento. Pero lo que me marcó fue cuando vi Drácula, de Cibrián. Ahí descubrí el género teatro musical. '¡Están actuando cantando!', pensé. Y dije 'a mí me gusta esto y nadie lo hace en Córdoba'... Me acerqué a la ópera, porque no deja de ser teatro cantado, y ahí fui descubriendo este universo. Drácula marcó a muchos de mi generación. Después vi otros a nivel internacional, como El Fantasma de la Ópera o Los Miserables, por ejemplo.

–¿Cómo es darle vida a una obra en la que tenés que pensar en la teatralidad, pero también en las letras y las melodías?

–El teatro es trabajo en equipo. Y mucho más el teatro musical. Puedo hacer las letras y la adaptación del libro, pero necesito de un compositor, de un vestuarista, de un coreógrafo... Lo primero es la idea y la noción de lo que querés hacer. Después, ver en qué momento es proclive a que el personaje empiece a cantar. Hay un prejuicio del género, que todavía existe, cuando alguien dice 'uh, de nuevo empieza a cantar’... Eso pasa cuando se emplea mal la técnica. Tiene que ser lo más natural posible el paso de la palabra hablada a la cantada. Ahí es donde pongo especial énfasis en mis espectáculos. Lo lindo de este género es la magia que ocurre cuando el público dice 'no me di cuenta que estaba cantando'. Aparte, el musical tiene algo distinto al teatro de texto, que es que te ataca por todas las zonas sensibles. La música tiene ese poder.

–¿Qué se siente ser señero y referente en este género?

–Hace 15 años fue más como un capricho, porque no sabía si después iba a continuar, o no, con esto. Sentí que era el momento. Pero a lo largo de los años me di cuenta que este era mi camino. Ahora están empezando a surgir creadores y lo emocionante es que la mayoría pasó por mis obras. Tiene que ver con el auge del género en Argentina. Que existan los Premios Hugo al teatro, en Buenos Aires, significa que hay producción. Y este año, por primera vez, los Premios Hugo tuvieron delegación federal. Eso es algo maravilloso y te da la pauta del crecimiento. Después te pueden gustar o no mis espectáculos, pero el mérito que se me puede tildar es nunca haber parado.

–¿Por dónde va la gala?

–Es como un concierto recopilatorio de los mejores momentos de mis musicales. Desde Frankenstein hasta Mi banda sonora, pasando incluso por los working progress, con fragmentos de Jerónimo y Brochero. Además, tengo la suerte de contar con invitados especiales como Luis Lima, Juan Iñaki y Martín Monguzzi. También miembros de los elencos originales y amigos míos que, en aquellos años, cuando yo aposté por quedarme en Córdoba, se fueron a Buenos Aires a triunfar en el género musical. Los repatrio aunque sea por una noche. Orquesta en vivo, coro; hay más de 70 artistas sobre el escenario.

–No deja de ser un reconocimiento que toda esta gente esté dispuesta a acompañarte...

–Es muy emocionante. Siento como en la película El gran pez, cuando en el final aparecen todos los personajes de su vida... Están los amigos que te dicen 'sí, de una', y aquellos que hacen una gran movida para acomodar sus agendas. Eso indica también que esto genera algo que va más allá de un incendio, más allá de una producción; esto tiene que ver con un género que mueve una sensibilidad distinta al teatro de texto.

PARA IR

Las entradas tiene un costo de 200 pesos. Se pueden adquirir anticipadas en boleterías de San Jerónimo 66.