El papa Francisco llegó a las 9.10 a la ciudad chilena de Temuco, a 600 kilómetros al sur de Santiago, donde permaneció de visita durante seis horas en las que encabezó su segunda misa masiva en la región más pobre del país -la Araucanía- y donde se concentra el conflicto entre el Estado y las comunidades mapuches.
"Es imprescindible reconocer que una cultura del reconocimiento mutuo no puede construirse en base a la violencia y destrucción que termina cobrándose vidas humanas", sostuvo Francisco ante los miles de fieles apostados en el aeródromo de Maquehue.
El Pontífice saludó de manera especial "a los miembros del pueblo mapuche, así como también a los demás pueblos originarios que viven en estas tierras australes: rapanui (Isla de Pascua), aymara, quechua, atacameños, y tantos otros". También comentó que si a esta tierra se la mira con ojos de turista, "nos dejará extasiados, pero si nos acercamos a su suelo, lo escucharemos cantar y cantar con tristeza: 'Arauco tiene una pena que no la puedo callar, son injusticias de siglos que todos ven aplicar'", citando textual la canción de Violeta Parra.
"La visita de Francisco a Temuco refleja su preocupación por una zona que ha vivido tensiones importantes, con quienes quiere compartir un mensaje de paz y donde busca llevar unas palabras de esperanza que posibiliten el encuentro entre las personas", opinó recientemente Fernando Ramos, coordinador nacional de la Comisión que organiza la visita papal en el país trasandino.
Finalizada "la Misa por la integración de los pueblos", el pontífice se reunó con un grupo de indígenas, para posteriormente regresar a Santiago.