La legisladora opositora Jeanine Añez, segunda vicepresidenta de la Cámara de Senadores, confirmó que está dispuesta a asumir la presidencia de Bolivia, tras existir un vacío de poder por las renuncias de Evo Morales y otras autoridades de la cadena de sucesión constitucional.
"Si yo tengo el acompañamiento para que no pase este vandalismo, para que no haya más muertes, más mujeres violadas, si hay el acompañamiento de las organizaciones civiles voy a asumir", sostuvo entre lágrimas Añez ante representantes de la prensa, pero aclaró que "si se decide otro camino, también la voy a aceptar".
"Llevo diez años siendo oposición porque no podemos decir que estábamos en una democracia plena, no se puede hablar de democracia cuando hay perseguidos y exiliados políticos, cuando no se respeta la Constitución", expresó Añez.
"Toda esta convulsión es con el objetivo mezquino de Evo Morales de quedarse en el poder", dijo la senadora. "No estoy aquí por un capricho, me tocó y ante esta renuncia del oficialismo, me ha tocado", concluyó.
La Asamblea Legislativa Plurinacional debe sesionar para elegir quién asumirá el mando en Bolivia tras la renuncia el domingo del presidente Morales, su vice Alvaro García Linera, y los presidentes del Senado y la Cámara, así como el primer vicepresidente del Senado.
Según la Constitución boliviana, además, la renuncia de Morales debe ser aceptada o rechazada por el plenario del Parlamento, en una reunión que hubiera debido ser convocada -pero no lo hizo- por el vicepresidente García Linera.
La sucesión constitucional indica entonces que, tras renunciar los máximos cargos del Estado pertenecientes al gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS), la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Añez, de la opositora Unidad Demócrata (UD), podría asumir el mando de Bolivia. Añez por su parte dijo que asumiría la responsabilidad de encabezar la transición hasta que se realicen nuevas elecciones, que según la Constitución deben ser organizadas en el término de 90 días.
Por otra parte el MAS tiene mayoría de dos tercios en ambas Cámaras (25 de 36 senadores y 88 de 130 diputados), de modo que sin la presencia de sus parlamentarios no habría quórum para abrir una sesión.