“El poder judicial sigue hasta el día de hoy sosteniendo la preminencia del principio de inocencia del imputado sobre el principio del interés superior del niño”. Esto sostiene la doctora Colomba María José Nazca, presidente de la Fundación Pañuelos Amarillo. Esta es la conversación en el programa “Tucumán con todo”, que se emite por América TV Tucumán en dúplex con Radio 21 Tucumán AM1120:
-Soy tucumana. Hace 20, casi 21 años, que ejerzo como abogada independiente. También trabajo en el Estado en la Secretaría de Comunicación Pública y soy presidenta de la Fundación de los “Pañuelos Amarillos”, que surgió a raíz de las causas de abuso sexual, pero en particular debido a una causa personal que involucra a mi hija.
-¿De dónde viene el origen del “Pañuelo amarillo”?
-Cuando mi hija hizo la denuncia en el año 2018, era una niña que tuvo siete sentencias en su contra o desfavorables. Esto se hizo público y fue entonces cuando comencé la Fundación para tratar de ayudar a otras madres que atravesaban situaciones similares. Me encontré en el camino con otras personas que ya estaban con sentencias y juicios, y también han acompañado esta lucha.
-¿Cómo es posible que haya fallos en contra?
-Ha habido sentencias, como la que otorga solo una restricción de acercamiento por 30 días, permitiendo que el imputado vaya a tocar el timbre de la casa de la víctima. También, la Cámara Gesell fue anulada, y cuando mi hija cumplió 18 años, tuvo que declarar de nuevo para reiniciar el proceso, lo que la revictimizó terriblemente en el poder judicial.
-¿Cree usted que hay una falencia del poder judicial en esto?
-El poder judicial sigue hasta el día de hoy sosteniendo la preminencia del principio de inocencia del imputado sobre el principio del interés superior del niño. Aún no ha hecho un cambio en cuanto a ser protector de la criatura que atraviesa un proceso judicial. Está centrado en la madre, en la psicóloga, y no en observar el interés superior del niño, que está reconocido en la Convención Internacional de los Derechos del Niño. Todo el andamiaje judicial está orientado a proteger al imputado hasta que llegue la sentencia, lo cual hace que se pierdan pruebas o que no se realicen todas las diligencias necesarias para proteger al niño.
-¿Este es el concepto de los jueces en Tucumán?
-Este es el concepto de los jueces en todo el país, aunque se viene modificando desde 2018. A partir del 10 de octubre de 2018, el delito de abuso sexual dejó de ser de instancia privada. Antes los padres podían decidir si hacer o no la denuncia, para convertirse en un delito de instancia pública. Esto implica que, si se denuncia en la escuela, el fiscal tiene la obligación de intervenir, y si el padre no está de acuerdo, también debe ser investigado. La denuncia de Telma Fardín fue un punto de inflexión, sacando a la luz el delito de abuso sexual. Desde entonces, muchas personas han comenzado a hablar sobre el abuso sexual, algo que antes era un tema tabú en toda la República Argentina. También, este cambio se dio junto con la modificación del Código Civil en 2015, donde el niño dejó de ser objeto de derecho para pasar a ser sujeto de derecho, lo que implica que debe ser escuchado en todo proceso judicial donde intervenga.
-¿Cree que los jueces de familia están cumpliendo con esta obligación?
-Nos cuesta mucho que escuchen a los niños. Aunque ahora se trabaja mucho en la perspectiva de niñez, muchas veces la escucha no es adecuada a lo que el niño necesita, sino que se hace como quiere el poder judicial. Por ejemplo, preguntarle a un niño víctima de abuso si extraña a su padre puede no reflejar la realidad del daño que ha sufrido, lo que a veces conduce a decisiones de revinculación
-¿La Cámara Gesell es efectiva en estos casos? Y ayuda a resolver estos problemas?
-Sí, la Cámara Gesell es fundamental, ya que es donde se recoge la voz del niño. Aunque en algunos casos, especialmente con niños muy pequeños, puede no ser suficiente, la perspectiva de niñez exige que el poder judicial se apoye en otros elementos, como los aportes de la psicóloga tratante, que si bien no se le va a exigir el rigor que tiene que tener en cuanto a la formalidad de un perito forense, pero es una persona que va a aportar elementos que llevan a descubrir la verdad.
-¿Usted cree que se ha avanzado en este tema?
-Desde 2018 hemos avanzado mucho. Antes, los niños debían ir a la sede penal y estaban en los pasillos junto a los detenidos y la policía. Actualmente, el poder judicial ha creado una sala en calle 24 de Septiembre y Maipu especial para tomar la Cámara Gesell, donde el niño no tiene que cruzarse ni con el fiscal, ni con la policía, ni con el imputado. Hemos avanzado, pero aún falta mucho por hacer.