Guy Williams se transformó en el ídolo de millones gracias a su papel de El Zorro, en la serie de televisión homónima. Su porte, elegancia como espadachín y sonrisa pícara, lo convirtieron en una de las máximas estrellas de la televisión, especialmente en Argentina.
El actor tenía una relación especial con Argentina que trascendía la pantalla. Tras el final de El Zorro, las ofertas no le lloverían, como él creía que iba a suceder. En Estados Unidos, donde la oferta televisiva era extensa, no terminaban de valorarlo como sí sucedía en nuestro país, donde existían uno que otro programa y las señales emisoras eran casi inexistentes.
Fue así que, el periodista Leo Gleizer viajó a Norteamérica para lograr traer al país al ídolo de millones, lográndolo exitosamente. Su primera llegada a Argentina fue en abril de 1973. Williams fue recibido por miles de fanáticos que lo aclamaban como su héroe.
Aunque en Estados Unidos había rechazado la idea de aparecer como El Zorro en programas especiales, en Argentina accedió a caracterizarse como el legendario personaje. Además, participó en varios programas de televisión y eventos públicos, ganando una popularidad aún mayor.
La segunda visita de Williams en julio de 1973 fue otro hito en su relación con Argentina. Esta vez, acompañado por Henry Calvin, quien interpretaba al Sargento García en la serie, el actor disfrutó de la cálida hospitalidad argentina y compartió momentos memorables con sus admiradores. Su aparición en el programa de Mirtha Legrand es recordado como uno de los momentos más icónicos de la televisión nacional.
La tercera visita en 1979 marcó un nuevo capítulo en la relación de Williams con Argentina. Esta vez, produjo sus propios espectáculos y recorrió el país con Fernando Lúpiz, de quien se volvería íntimo amigo.
Su vida en Argentina hasta el día de su muerte
Guy Williams se volvió un amante de la vida en Buenos Aires. Fue así que, tomó la decisión de comprar una casa en Recoleta. Allí vivió hasta sus últimos días, disfrutando de ir a tomar cafés a bares porteños. En abril de 1989, tras la alerta de vecinos, fue encontrado sin vida en su departamento a los 65 años. Había sufrido un aneurisma cerebral, aproximadamente una semana antes.
Su amigo y actor Fernando Lúpiz fue quien peleó por que sus restos queden en el panteón de la Asociación Argentina de Actores, a pesar de no ser argentino. En 1991 su hijo Steve recibió sus cenizas en California y cumplió el deseo de su padre de que fueran esparcidas en las montañas de California, en la playa de Malibú y en el océano Pacífico.