Empiezo a escribir esta nota y me doy cuenta de que me concentro mejor si escucho música, tengo un ojo sobre la pantalla de mi Smartphone y el otro en la tele que está de fondo, en mute. Puede ser que tenga que ver con una cuestión mía, pero tampoco voy a negar que es también una de las características que definen a la generación que pertenezco, la llamada Generación Z o posmillennial. Probablemente, la misma de muchas hijas e hijos de quienes están leyéndome en este momento.
Sí, ya sé, las generaciones marean y más cuando todo el tiempo hay nuevas y están cada vez más pegadas entre sí. Pero pienso que para poder entender a mi generación (la primera radicalmente tecnológica, la que va a definir el futuro cercano) es primordial hacer un recorrido por las anteriores, ya que estas son las que definen a las que llegan. No me voy a ir muy para atrás… solo hasta la generación X, ese grupo de personas nacidas aproximadamente entre los 60s y los 80s. Nuestras madres y padres.
Todas las características de estos grupos son, a grandes rasgos, casi como en el horóscopo: podés sentirte identificado como no, siempre está la excepción a la regla. Antes de que me distraiga sigo… la Generación X es la sobreviviente, aquella que pasó la fiebre consumista de los 80´s y salió airosa. Es la generación que vivió el nacimiento de internet, y que en sus años de juventud se caracterizó por su rebeldía, por el afán de romper estereotipos o modelos de conducta. Ellos ocuparon el lugar que dejaban los adultos contra los que se rebelaron. Hoy son personas en su mayoría felices, conformes con sus vidas y sus trabajos. Aquellos que tienen cierto balance entre el ocio y el trabajo.
A este grupo le siguen los millennials, compuesta por personas que nacieron entre los 80 y los 90, y que tienen una vida dividida entre el mundo virtual y el real. Esta generación ha crecido mientras la tecnología evolucionaba por eso también logran mantener cierta privacidad que las redes no les quitaron. Con respecto al empleo, y a diferencia de los X, la generación millennial no deja la vida en el trabajo. Duran aproximadamente dos años en un empleo y se dice que aman viajar, por algo se los llama generación kiwi (en referencia a aquellos que terminan la universidad y se van un año a recoger kiwis a Nueva Zelanda).
Y al final llegamos los Z´s (nacidos entre mitad de los 90 y los 2000)… Para poder hablar de nosotros lo fundamental es saber que estamos atravesados, casi moldeados diría yo, por la tecnología e internet. Nacimos con un celular al alcance de la mano, somos los verdaderos nativos digitales. La primera generación "multitasking", porque desde los dispositivos móviles hacemos todo: nos informamos, nos relacionamos, nos divertimos, aprendemos. Entre nosotros hay mucha gente autodidacta, creativa y solemos estar sumamente informados.
La IGen o Centennials (otros títulos que nos dieron) somos la generación de lo efímero, o mejor dicho la que mejor comprende este concepto. Como grupo tenemos cosas positivas y negativas, pero si tenemos que poner ambas en una balanza sin duda pesan más las positivas. Esta es una generación abierta a todo tipo de cambios, pero porque simplemente no los consideramos cambios, los interpretamos como evolución. Nos adaptamos mejor a lo que viene y, si algo no nos gusta, tenemos la voluntad de cambiar las cosas. Y esto es algo que desconcierta bastante a nuestros mayores.
"He aprendido que nunca eres tan pequeño como para no hacer la diferencia, y si unos pocos niños pueden conseguir titulares alrededor del mundo tan solo por no ir al colegio entonces imagínense que podríamos hacer todos juntos si realmente quisiéramos". Esta es una frase de Greta Thunberg, la jovencísima activista por el medio ambiente que revolucionó la forma de ver a los más chicos. Internet lo que hizo fue democratizar la palabra, darle valor. Demuestra que los más chicos pueden alcanzar grandes conocimientos sin tener un título, que se pueden dedicar a cosas específicas y alzar la voz en base a lo que piensan.
MENTES BRILLANTES
Gino Tubaro, Mateo Salvatto o un Bruno Rodríguez, todos chicos argentinos que con sus invenciones e ideales están cambiando el mundo.
Gracias a esto podemos tener a un Gino Tubaro, Mateo Salvatto o un Bruno Rodríguez, todos chicos que con sus acciones están cambiando el mundo. Gino, 24 años, es un inventor argentino que se especializa en la creación de extremidades prostéticas en impresoras 3D, para chicos que las necesitan. Mateo, 19 años, desarrolló la app "Háblalo", para que personas con discapacidad se puedan comunicar. Por último Bruno, un porteño de 19 años que habló junto a Greta en la ONU frente a líderes mundiales velando por la sostenibilidad del planeta.
Adaptarse a nuevos paradigmas
Cuando los adultos hablan de los más jóvenes, lo hacen desde la memoria. Viajan al pasado y se comparan con una realidad diferente a la que ellos vivieron. Sin embargo todos fueron adolescentes en algún momento, atravesaron esa etapa caótica de comprender quién sos, qué te gusta, qué ideales tenés. Nicolás Zamorano, de 30 años, es un influencer en las redes que se hizo conocido por empezar a contar historias por internet a sus quince años y por lograr que miles de jóvenes empaticen con sus escritos. En base a lo que fue escribiendo durante todo este tiempo es que realizó "Yo, Adolescente", un librazo que este año va a tener su adaptación en la pantalla grande.
Zabo, así le dicen a Nicolás, me dijo algo que me dejó recalculando: "Los adultos siguen tratando a los adolescentes como prototipos de personas y no como personas que ya existen y se quieren hacer cargo de las cosas". Es difícil cuando hay un cambio de paradigma, y los conceptos con los que fuiste criado cambian a la par. Los más grandes de esta generación tenemos cierto mandato fuerte del compromiso con las cosas y sobre todo de hacer las cosas bien. Los más chicos estos conceptos no los tienen, por eso se los ve como descomprometidos, que no hacen nada y que nada les gusta. La realidad es que estos jóvenes comprenden que no todo es tan grave, se hacen menos problema por las cosas y saben que viven en un mundo que cambia constantemente, son apasionados, viven todo a flor de piel.
"YO, ADOLESCENTE"
Editorial Planeta se luce presentando esta novela. Zabo, de dieciséis años, registra todo lo que le pasa durante un año. Amigos, familia, música, alcohol...
Contrario a lo que pueden pensar muchos padres, Ipsos Group S.A., un estudio de mercado global, publicó un informe que expone que en los últimos años se vió una disminución en una serie de comportamientos asociados a la juventud rebelde. Por ejemplo con el tema del alcohol o de las drogas, los centennials beben y se drogan menos que otras generaciones. Puede ser que tenga que ver con esta idea de desmitificación de ciertas cuestiones como el alcohol, al no ser un tabú, deja de ser desafiante y deja de tener ese gustito a rebeldía. Deja de ser algo prohibido, inalcanzable, por lo tanto no es tan llamativo.
Si hablamos de la educación podemos decir que se ha convertido en una etapa de la vida, algo por lo que tenés que pasar, que ni siquiera te tiene que gustar, simplemente lo tenés que hacer. Los jóvenes hoy están cambiando eso, porque se informan de varios lugares, están muy instruidos en las cosas que les interesan. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Juventud (INJUVE) de España, en 2018, entre jóvenes de 15 a 25 años, dice que el colegio se percibe como un espacio de poca legitimidad, porque reproduce un discurso social binario y además porque es donde se genera el bullying.
En el ámbito de la sexualidad, las normas se diluyen, los jóvenes están abiertos a aceptar que la otra persona diga quién es en base a lo que sienta. ¿Sabías hoy que solo el 66% de los jóvenes (de entre 16 y 22 años) se identifican como exclusivamente heterosexuales? Si comparamos esto con los millennials o con la generación X podemos decir que esta cifra es la más baja de todas. La Gen Z no tiene tanto drama, deja que las cosas fluyan, y esto a veces se puede confundir tremendamente a quienes intentan guiarlos por la vida.
PREFERENCIAS Y COMPORTAMIENTOS
Pearson, una compañía multinacional de servicios de contenidos educativos dictaminó que el 59% de los jóvenes prefiere utilizar Youtube para aprender.
Esta generación es egocéntrica. Lo que tiene de bueno es que no juzgan a otros pero sí se juzgan a ellos mismos. Muchísimo. Esto, sumado a los estándares de belleza que se ven impuestos en las redes sociales -donde viven y se validan la mayor parte del tiempo-, generan inseguridades de todo tipo. Ahora más que nada nos concentramos en nosotros mismos y por eso también se dice que somos nuestro "peor enemigo". Una amiga, que tiene 20 años, me dijo: "Nunca cuestionaría la sexualidad del otro, pero sí me cuesta aceptar la mía. Nunca tendría problemas con el cuerpo del otro, pero mi cuerpo nunca parece acercarse lo suficiente a los estereotipos de belleza y eso me da bronca".
La IGen es la generación que no tiene miedo a levantarse y denunciar aquello que le parece injusto o no da con sus valores. Demuestra ser sólida en sus pensamientos, tiene un compromiso con el mundo que hace mucho no existía tanto entre los jóvenes. Por el nivel de información al que accedemos, somos mucho más conscientes de las cosas que nos esperan si como población seguimos comportándonos como lo estamos haciendo. No pasa solo por un tema de edad, sino porque con las redes podés ver lo que pasa en todos lados y cómo se van rompiendo las cosas, y en base a eso tomamos dimensión del problema.
LOS CHICOS A CLASES
67% de los jóvenes considera que la escuela no puede afrontar sus necesidades. El 80% afirmó que el bullying es una cuestión sumamente preocupante en las escuelas.
El futuro es incierto, pero siento que los jóvenes de hoy estamos haciendo que las cosas cambien, y el laboral es uno de esos ámbitos que se están reinventando. Estamos preparados para salir al mundo, somos hijos de padres que atravesaron crisis económicas muy profundas por lo que no es extraño que apostemos a emprendimientos personales. Por otro lado lo que buscamos es la flexibilidad, tener tiempo para nuestras cosas.
La generación Z prueba, se equivoca y vuelve a intentarlo. Tratan de tener la posibilidad de tomar decisiones y sobre todo de ser escuchados, para ellos el trabajo es también un marco social donde pueden liberar su potencial y sentir que aportan algo a la sociedad. El empoderamiento es una palabra bastante precisa para definir a los posmillennials. Sin duda es una generación que cambia las reglas del juego. Nos criamos con un gran lema: hacelo vos mismo.