Las bolas de fraile son una de las delicias más queridas en la gastronomía argentina. Estas esponjosas y dulces bolas de masa frita, cubiertas con azúcar, son el acompañamiento perfecto para un buen mate o una taza de café en la merienda.
En esta nota, te enseñamos cómo preparar berlinesas en pocos pasos, ¡así que manos a la obra!
Receta de bolas de fraile
Ingredientes
- 500 gramos de harina.
- 100 gramos de azúcar.
- 50 gramos de manteca.
- 2 huevos.
- 200 ml de leche tibia.
- 10 gramos de levadura fresca.
- 1 pizca de sal.
- Azúcar para espolvorear. Si es impalpable, mucho mejor.
Instrucciones
- Activar la levadura y agregarle leche tibia. Dejar reposar hasta que espume
- Mezclar la harina, el azúcar y la sal y hacer un hueco en el centro de la mezcla.
- Agregar la levadura activada en el hueco e incorporar gradualmente la harina de los bordes del hueco hacia el centro y mezcla hasta obtener una masa homogénea.
- Añadir los huevos y la manteca derretida y amasar hasta que todo esté bien integrado y la masa se perciba suave y elástica.
- Dejar reposar la masa en un lugar cálido durante aproximadamente una hora o hasta que se haya duplicado su tamaño.
- Formar las bolas: tomar porciones de masa y armar pequeñas bolas del tamaño de una nuez.
- Freír, unos 2-3 minutos por lado, en una sartén profunda a fuego medio hasta que la masa esté dorada. Escurrir las bolas sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
- Espolvorear con azúcar y ¡a comer!
Origen de las bolas de fraile
Esta factura es más conocida en el mundo como berlinesa, berlina, berlín, bola de Berlín, boliña, borla de fraile, bollo, suspiro de monja, y más, pero tanto en Argentina como en Uruguay se las llama bolas de fraile.
Es un dulce tradicional de la repostería de Alemania, Austria y Europa Central.
El nombre hace alusión a las borlas o nudos del Cordón de San Francisco de los frailes. Según cuenta la historia, en 1887 se creó por iniciativa de los anarquistas italianos la llamada Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos en la Ciudad de Buenos Aires. Al año siguiente, panaderos organizados decidieron protestar, dejando de trabajar y colocándoles nombres irónicos a sus productos de panadería tales como: vigilantes, cañoncitos, bombas, sacramento y bolas de fraile.