Güerrín no solo es un clásico de la avenida Corrientes: ahora también se volvió el restaurante argentino con más reseñas en Google a nivel mundial. Según la cuenta de X, Real Time Rating, la pizzería ya pasó las 186 mil opiniones, un número bestial que la pone arriba de cadenas globales y spots turísticos gigantes. Y sí, es bastante lógico: si hay una pizza porteña que todo el mundo quiere probar cuando pisa Buenos Aires, es esta.

El dato explotó en redes con mezcla de orgullo patrio y bardo típico. Mientras algunos celebraron la “maravillosa coronación de gloria”, otros tiraron palitos sobre la calidad actual, la atención o el “pedime reseña que me pagan el sueldo” de algunos mozos. En resumen: Güerrín genera amor, nostalgia, bronca y hambre, todo junto. Eso también empuja el contador.

Para entender por qué tanta gente la rankea, hay que mirar más allá del algoritmo. Güerrín nació en 1932, creada por los inmigrantes italianos Franco Malvezzi y Guido Grondona, y se instaló en plena Corrientes cuando la calle era el corazón nocturno de la ciudad. Desde entonces se volvió punto de encuentro para generaciones enteras, entre teatros, cafés y salidas de madrugada.

Esa historia pesa. La pizzería sigue funcionando como ritual porteño: entrás, pedís al mostrador, comés una porción al molde y sentís que estás participando de algo que existe desde antes que vos.

Menú: las pizzas de Güerrín que explican el fanatismo
Güerrín ofrece más de 120 variedades de pizza, pero hay un podio que nunca se mueve. La muzza alta y crocante, la fugazzeta con cebolla dulce, la fugazzeta rellena que es directamente una religión, y la napolitana bien cargada de ajo para valientes. También hay fainá, empanadas y opciones para comer al paso o sentarte tranqui.

En redes, el debate está servido: algunos juran que ninguna le gana, otros militan Las Cuartetas o cualquier pizzería de barrio. Pero el número de Google es como una encuesta permanente y, por ahora, Güerrín la está rompiendo. Y si te molesta, bueno, andá, comé una porción, dejá tu reseña y seguí el folklore.




















