Cómo influye el consumo excesivo del café en el deterioro cognitivo, según los expertos

Los profesionales de la salud llevaron a cabo estudios con participantes de 60 años que beben café a diario y evaluaron los efectos en la función cognitiva.

Cómo influye el consumo excesivo del café en el deterioro cognitivo, según los expertos
Cómo se relaciona el consumo excesivo del café en la pérdida cognitiva.

El café es una de las infusiones más comunes para el desayuno o la merienda, apreciado por su capacidad para despertar y energizar. Sin embargo, una reciente investigación sugiere que consumir más de tres tazas al día podría estar vinculado a un deterioro cognitivo más rápido con el tiempo.

El estudio reveló que el consumo elevado de café influye en el declive de la inteligencia fluida.
El estudio reveló que el consumo elevado de café influye en el declive de la inteligencia fluida.

Qué plantea la investigación

El informe fue publicado por Medscape Medical News y se centró en estudiar el efecto de distintas cantidades de café y té en la inteligencia fluida que abarca capacidades cognitivas como el razonamiento abstracto, el reconocimiento de patrones y el pensamiento lógico.

La investigadora, Kelsey R. Sewell, PhD, del Advent Health Research Institute, dijo al medio: “El viejo dicho dice que el exceso de algo no es bueno. Todo es cuestión de equilibrio, por lo que el consumo moderado de café está bien, pero probablemente no se recomiende el consumo excesivo”.

Cómo se llevó a cabo el estudio

Los investigadores emplearon modelos lineales mixtos para examinar la relación entre el consumo de café y té y los resultados cognitivos. Para esto, se tuvieron en cuenta factores como la edad, el sexo, el índice de privación de Townsend (que indica el nivel socioeconómico), la etnia, el estado de APOE e4 (gen de la apolipoproteína épsilon 4) y el índice de masa corporal (IMC).

El estudio incluyó a 8.451 adultos mayores de 60 años (con una edad media de 67.8 años) con deterioro cognitivo, un 60% de mujeres y en 97% blancos, provenientes del Biobanco del Reino Unido (una base de datos que proporciona información genética, de salud y anónima de medio millón de participantes de ese país). Los participantes del estudio tenían un IMC de 26%, y aproximadamente el 26% eran portadores del gen de la APOE e4.

Los investigadores dividieron el consumo diario de café y té en tres grupos: alto, moderado y nulo.

  • Consumo alto:
    • Café: 18% de los participantes declararon beber cuatro o más tazas.
    • Té: 47% de los participantes declararon beber cuatro o más tazas.
  • Consumo moderado:
    • Café: 58% bebían de una a tres tazas.
    • Té: 38% bebían de una a tres tazas.
  • Consumo nulo:
    • Café: 25% no bebían café nunca.
    • Té: 15% no bebían té nunca.

La función cognitiva fue evaluada al inicio del estudio y en al menos dos visitas adicionales.

Cuáles fueron los resultados

En comparación con quienes consumen café en grandes cantidades, aquellos que nunca lo bebieron y quienes tenían un consumo moderado experimentaron un declive más lento en la inteligencia fluida después de un promedio de 8,83 años de seguimiento. Las diferencias para ambos grupos fueron las siguientes: el grupo sin consumo de café mostró una mejora en la velocidad de declive, y el grupo con consumo moderado también presentó una disminución más lenta.

“Nuestros datos sugieren que durante este período de tiempo, el consumo moderado de café puede servir como algún tipo de factor protector contra el deterioro cognitivo”, afirmó Sewell. En el caso del té, se observó un patrón diferente: las personas que nunca bebieron té experimentaron una disminución más pronunciada en la inteligencia fluida en comparación con aquellas que mantenían un consumo moderado.