Es sabido que la rutina puede generar aburrimiento en el sexo en una pareja, pero es un error pensar que la pasión no puede reavivarse. Para hacerlo, es necesario aprender algunas técnicas para explorar de a dos en la cama.
Una de las herramientas más utilizadas es el llamado sensory play o juego sensorial, que consiste en usar diferentes elementos para activar el desempeño en la intimidad. Si bien el término puede remitir a los juguetes sexuales, lo cierto es que se trata de algo un poco más cercano.
El objetivo fundamental es tener los cinco sentidos activos: vista, oído, gusto, tacto y olfato. Esto puede hacerse a través de cosquillas, mordiscos, besos, cubos de hielo, helado, chocolate o plumas.
En qué consiste el juego sensorial para activar la pasión
Algunos consejos brindados por TN consisten en hacer uso de elementos en lo que comunmente se llama “la previa” en el sexo heterosexual. Sin embargo, no hay ninguna receta específica para el sensory play ya que puede adaptarse a todas las parejas y realizarse en cualquier momento de preferencia. Acariciar el cuerpo con plumas, pasar el hielo por puntos específicos que den placer, escuchar música que excite a ambos participantes, comer una fruta determinada, lamer el cuerpo con helado o chocolate, probar distintas temperaturas o escuchar atentamente al otro para lograr más conexión.
¿Cuáles son los beneficios del juego sensorial en el sexo?
Según los expertos, el sensory play permite generar excitación por anticipación: cuando realizamos un juego sensorial seguido, aunque el primer acto no sea algo sexual en sí, ya se sabe qué es lo que se viene después. Para los especialistas, “se construye el orgasmo desde el primer momento”.
Hablar de sexo, practicar, innovar en las relaciones sexuales, es algo bueno para la pareja en todos los casos. Es una forma perfecta de conocer qué cosas excitan a nuestra pareja, qué no y cómo satisfacerla de una manera más plena, apuntó TN.
Por último, el juego sensorial permite descubrir nuevas sensaciones y sentimientos. Es un hecho científico probado que cuanto más placer siente nuestro cuerpo, más sensible se vuelve al mismo. Si estimulamos partes de nuestro cuerpo que antes no recibían nuestra atención, estaremos ampliando nuestro mapa del placer.
