En la cultura argentina, la amistad se erige como un componente fundamental. Si bien sabemos que las relaciones amistosas pueden variar en su naturaleza, Arthur Brooks, profesor de Harvard y experto en seminarios sobre la felicidad, arroja luz sobre la ciencia detrás de la amistad y cómo tres tipos específicos son cruciales para alcanzar la dicha.
La amistad, siendo uno de los factores más esenciales en la vida, encuentra su raíz en nuestra naturaleza social. A medida que enfrentamos los desafíos de la vida, contar con redes de apoyo, ya sean amistades o familiares, se convierte en un elemento clave para el bienestar y la actitud positiva.
Harvard, conocida por sus exhaustivas investigaciones, abordó la conexión entre las relaciones positivas y el bienestar. Un estudio de varios años concluyó que la amistad se clasifica entre los siete pilares más significativos para la felicidad.
No obstante, según Brooks, la simple presencia de amigos no es suficiente; se requieren ciertos tipos específicos de amistades para experimentar un bienestar completo. Basándose en un enfoque aristotélico, Brooks destaca tres categorías distintas de amistad que se deben cultivar para maximizar la felicidad.
Los tres tipos de amistad para ser feliz
Amistades útiles:
Este tipo de amistad se centra en la utilidad mutua, ya sea en contextos laborales o personales. No se trata de “usar” a la otra persona, sino de vínculos que facilitan el progreso en la vida, y cuyas ventajas van más allá de la mera camaradería.
Amistades de placer:
Va más allá de compartir gustos; esta amistad implica disfrutar del tiempo compartido y participar en actividades individuales. La relación se basa en la admiración mutua, donde cada persona obtiene placer de la otra.
Amistades perfectas:
Considerada la amistad perfecta por Brooks, este vínculo genera gran satisfacción. Se centra en compartir el amor por cosas que no están relacionadas con el trabajo o intereses sociales. Estas amistades se buscan por sí mismas y no son instrumentales para ningún otro propósito.