Flor Bertotti y Federico Amador supieron construir un verdadero refugio en medio de la ciudad. A través de sus redes, comparten escenas de su día a día en un hogar donde todo parece fluir con armonía: luz natural, detalles cuidados y una estética que combina lo moderno con lo emocional.
No se trata solo de una casa linda, sino de un espacio que refleja su estilo de vida. Con materiales nobles, colores vibrantes y una impronta minimalista, lograron una vivienda funcional, cálida y con mucho carácter.

Así es por dentro la casa de Flor Bertotti y Federico Amador
Desde el inicio, Flor y Fede buscaron un equilibrio entre diseño y bienestar. Eligieron una paleta neutra para las bases, blancos, grises y beiges, y sumaron toques de color a través de objetos, almohadones, arte y plantas. Esa combinación convierte cada ambiente en un lugar habitable y disfrutable.

La cocina, uno de los rincones favoritos de Flor, invita a quedarse. Tiene mesadas amplias de mármol blanco, estantes abiertos con vajilla cuidadosamente exhibida y detalles en madera que rompen con la frialdad. La iluminación es protagonista: natural de día y cálida de noche. Un espacio ideal para cocinar y, claro, grabar contenido para sus seguidores.

El living responde a la misma lógica: un gran sillón claro con almohadones de tonos cálidos, alfombra oriental, mesa ratona de mármol y una guitarra apoyada en un rincón. Las velas, las flores secas y una bandeja decorativa suman capas de intimidad y estilo, algo que define muy bien a Flor.

En el dormitorio principal todo respira calma. La ropa de cama clara, las plantas al costado de la ventana, una lámpara colgante que baña el cuarto de luz, y una decoración sin excesos refuerzan esa idea de bienestar sin ostentación.

Hasta el hall de entrada habla de su forma de vivir: sombreros colgados con gracia, un banco de madera rústico, y una estantería que ordena sin rigidez.