Joaquín Sabina en Buenos Aires: un repaso por su historia, la emoción por lo vivido y la magia intacta

El cantautor español está a punto de cerrar sus presentaciones en Buenos Aires. Cómo es el show con el que supo cautivar, una vez más, a sus fanáticos argentinos.

Joaquín Sabina en Buenos Aires: un repaso por su historia, la emoción por lo vivido y la magia intacta
Sabina se despide de la Argentina. (Nicolás Bravo / La Voz)

Joaquín Sabina camina lento, sonríe con ganas y habla mucho. Se muestra agradecido por llenar, por quinta vez en marzo, el Movistar Arena. Este lunes tendrá lugar allí la última presentación en Argentina de su gira “Contra todo pronóstico”, que también lo llevó a Rosario y a Córdoba. Pero, ¿cuál es la fórmula con la que volvió a conquistar a sus fanáticos argentinos?

Sabina no miente: “Son 74 tacos”, reconoce el español, que además tuvo varios episodios de salud, sumado a los excesos de los que él mismo habló en más de una oportunidad. Pasa la mayor parte del concierto sentado y se apoya en las pantallas que van “dictándole” las letras: algo que le tenía prohibido Joan Manuel Serrat en las giras que hicieron juntos. El “Flaco” se acuerda del Nano: “Fue quien hizo que tuviera ganas de volver a cantar luego del íctus”, dice, ganándose todos los aplausos.

Sabina se presentó en Buenos Aires, Rosario y Córdoba. (Nicolás Bravo / La Voz)
Sabina se presentó en Buenos Aires, Rosario y Córdoba. (Nicolás Bravo / La Voz)

También despierta la emoción de varios al nombrar a sus grandes compañeros queridos de la escena musical: Charly García, Fito Páez y Andrés Calamaro, mientras una foto proyectada lo muestra abrazado a otro gran amigo suyo, nada menos que Diego Maradona. Párrafo aparte para Juan Carlos Baglietto, de quien nunca se olvida y siempre lo destaca como el primero que le “abrió las puertas” de nuestro país.

En cuanto al repertorio musical, no faltan los clásicos, pero también echa mano a las últimas canciones, las que sacó para un documental reciente y las de su último disco original de estudio, “Lo niego todo”, en donde aceptó “aggiornarse” bajo las sugerencias del reconocido músico y productor Leiva, quien le trajo una brisa fresca a sus creaciones.

“Aprovechando que en esta banda hay al menos tres personas que cantan mejor que yo, dejo que hagan canciones que a mí ya no me salen como me gustaría”, dice Sabina, conciente de sus limitaciones y respetuoso con su público, aunque, hay que decirlo, su voz aguardentosa no haya perdido ni fuerza ni claridad con el correr de los años.

Argentina y Sabina: un amor incondicional

Durante las dos horas exactas del show el público no para de arengar. Hay algunos momentos clave en donde nadie puede evitar despegarse del asiento, ya sea para aplaudir de pie o para corear algún que otro clásico con potencia rocanrolera. También apluden a rabiar cuando Sabina devuelve un “olé, olé” con un “campeones del mundo”.

 Joaquín Sabina. (Nicolás Bravo / La Voz)
Joaquín Sabina. (Nicolás Bravo / La Voz)

“Para lo único que sirve el sombrero es para sacármelo ante ustedes”, agradece el músico, quien vuelve con los suyos para los bises. A mitad de uno de estos, un revuelo se percibe en un sector de platea: un chico le propone casamiento a su novia mientras Sabina entona “y morirme contigo si te matas y matarme contigo si te mueres”.

“La canción de los buenos borrachos” suena en los parlantes a la vez que la banda se despide definitivamente en una noche en la que los fans corearon con más ganas que nunca la frase más querida de “Y nos dieron las diez”: “Ojalá que volvamos a vernos”.