La casa más famosa del país volvió a ser el centro de atención este domingo con una gala cargada de tensión, peleas y una definición inesperada. Claudio “Papucho” Di Lorenzo se convirtió en el nuevo eliminado de Gran Hermano (Telefe), tras enfrentarse en el mano a mano final con Katia “La Tana” Fenocchio. La votación positiva del público, que en esta edición elige a quién quiere que continúe en el juego, dejó a Papucho con el porcentaje más bajo de apoyo: apenas un 4,2 %.

La jornada venía caliente. Las discusiones por los cigarrillos encendieron los ánimos dentro de la casa y la incertidumbre marcó cada minuto del programa conducido por Santiago del Moro. Desde el inicio de la gala, el clima se volvió cada vez más denso, especialmente cuando comenzaron a revelarse los salvados por el voto del público.
Del Moro anunció uno por uno los nombres de los participantes que seguían en competencia, dejando para el final a Papucho y La Tana. Finalmente, pasada la medianoche, se conoció que el instructor de reiki debía abandonar la casa, ante la sorpresa de varios de sus compañeros. Juan Pablo, uno de sus vínculos más cercanos, no pudo contener las lágrimas durante la despedida.
Papucho, que ya había vivido una salida anterior por motivos de salud y había regresado gracias al Golden Ticket, se despidió con palabras de gratitud: “Me voy feliz. Estuve un mes más acá adentro de la casa que me regalaron. Disfruten, es un juego, pásenla lindo. Los quiero, no se peleen tanto”.
Telefé arrasó en el rating durante la gala de eliminación de Gran Hermano
En cuanto al rating, la noche fue también positiva para Telefe. Aunque Gran Hermano no logró superar el excelente piso que le dejó Pasapalabra (15,8 puntos), el reality mantuvo un sólido promedio de 15 puntos a lo largo de la emisión, consolidando nuevamente el liderazgo del canal en el prime time dominical. Lejos quedaron sus competidores, que no logran escalar al doble dígito.

Con la salida de Claudio, quedan 14 participantes en carrera. La casa sigue latiendo con intensidad y, con cada gala, el juego se vuelve más impredecible.