James Cameron es uno de los cineastas contemporáneos más reconocidos, y podría competir sin dudas por el título al más exitoso dado a su reinado dentro de las películas taquilleras.
Las películas dirigidas por Cameron han recaudado alrededor de 2.000 millones de dólares en Estados Unidos y 6.000 millones en todo el mundo. Alguno de sus títulos más conocidos son Titanic, Aliens, Avatar y Terminator.
Como si ello fuera poco, el cineasta canadiense también ostenta del récord de haber dirigido dos de las cinco únicas películas que han superado los 2.000 millones de ganancias, es decir, Avatar y Titanic, que fueron reestrenadas recientemente logrando acumular aún más dinero.
La experiencia cercana a la muerte de James Cameron
Sin embargo, no todo es alegría y éxito en la vida de James Cameron. Durante el pasado Beyond Fest en Los Ángeles, el cineasta acudió a una función especial de El abismo, su película del año 1989.
En la charla se dispuso a hablar acerca de cómo fue el rodar la cinta, que fue un antes y un después en el universo ficcional de la vida submarina. El director contó la difícil tarea a la que se enfrentaron los actores, quienes tuvieron que tomar intensas prácticas de buceo y se les asignó un buzo de seguridad a cada uno, con excepción de a él, lo que llevó a que quedara cara a cara con la muerte.
Todo sucedió cuando durante un rodaje a nueve metros bajo el mar, el tanque de Cameron comenzó a quedarse sin oxígeno. Cuando el director, sumergido con un pesado equipo de filmación, logró alertar a los buzos de seguridad un nuevo obstáculo surgió.
“El buzo de seguridad llegó a unos 10 pies de la superficie y me metió un regulador en la boca que no había pasado por revisión. Solo respiré agua. En ese momento estaba ya en un punto de control, y a los buzos de seguridad se les enseña a sujetarte para evitar que sufras una embolia y que tus pulmones se expandan demasiado al subir. Pero no tenía forma de decirle que el regulador no estaba funcionando. Así que le di un puñetazo en la cara, nadé hasta la superficie y salvé mi vida”, concluyó su relato Cameron.