Por Naty Notar*
La historia de la humanidad presenta momentos claves que componen lo que conocemos, a grandes rasgos, como “cambios de era o cambios de edad”. El pasaje de la Edad Antigua a la Edad Media y luego hacia la Edad Moderna son ejemplos de estas instancias. Estuvieron marcados por formas de ver y entender el mundo que nos rodea, y por sucesos significativos que los componen y delimitan, como la abolición de la esclavitud, el descubrimiento de la penicilina, el voto femenino, la invención de la televisión, la ley de divorcio, la llegada del hombre a la Luna y la ley de matrimonio igualitario, por poner algunos ejemplos.
En el año 2019, se creía que estábamos cerca de pasar a una nueva “etapa”. Pero llegó el nuevo coronavirus y esta primera pandemia aceleró definitivamente los tiempos del cambio en la era digital, virtual y de redes sociales. Por eso, nos proponemos recorrer la evolución de las teorías y metodologías para el estudio del futuro (o los futuros) a lo largo de la historia.
Uno de los primeros fenómenos es el que se conoce como la caza de brujas, sucedido principalmente en Europa entre el siglo XV y el siglo XVII: decenas de miles de personas -principalmente mujeres- fueron ejecutadas por hacer prácticas de adivinanzas, elaborar brebajes o por tener conductas sexuales y sociales inadecuadas para los consensos de época.
Las cosmovisiones de la historia fueron cambiando esto. Pasando por el planteamiento del filósofo Slavoj Zizek, atravesando el sentido de la prospección como la capacidad que nos diferencia a los seres humanos, hasta el furor actual del teórico Sohail Inayatullah, investigador de futurología, y antigua pero renovada astrología.
Ahora, tenemos la posibilidad de comenzar a abordar la deconstrucción, cómo forma de forjar diversas y deseadas formas de futuros.
*Especialista en transformaciones culturales y medios de comunicación. Investigadora y docente universitaria. Autora de “La Televisión del Futuro” (Editorial Planeta).
