En un mundo donde "el tiempo es dinero" se hace muy difícil hacerse un espacio para comer tranquilos. Tomar el desayuno mirando el reloj para llegar a tiempo al trabajo o almorzar en el escritorio para ir adelantando tareas, no solo aumenta nuestro nivel estrés sino que nos hace más propensos a contraer enfermedades.
Si pensabas que para mantener la línea lo más importante era contar las calorías que ingerías, estás muy equivocado. Un estudio reveló que comer a las apuradas también engorda.
Un equipo de investigadores de la Universidad de Hiroshima, en Japón, liderado por el cardiólogo Takayuki Yamaji, llevó a cabo un estudio para determinar las consecuencias de comer a las apuradas. Para ello, hizo un seguimiento de 1083 participantes, a quienes dividió en tres grupos: los que comían lento, normal y rápido. Los participantes también respondieron un cuestionario en el que detallaron sus dietas, historiales médicos y actividad física.
Los resultados revelaron que aquellos que comían en menos tiempo tenían 5,5 más probabilidades de desarrollar síndrome metabólico (SM) que los que se tomaban más tiempo para alimentarse. ¿A qué llamamos SM? Se trata de un conjunto de enfermedades que aumentan el riesgo cardiovascular, como niveles altos de glucosa, tensión arterial, triglicéridos en niveles elevados, HDL bajo (también llamado colesterol bueno) u obesidad abdominal.
Las conclusiones de este estudio fueron publicadas en la revista Circulation y revelaron que los que devoraban la comida tenían un 89% más de probabilidades de padecer SM que los que comían lento o normal. En esta línea, de los pacientes que reconocían comer rápido, 84 fueron diagnosticados con este síndrome.
Comer rápido engorda
El estudio también comprobó que aquellas personas que comen en menos tiempo engordan más fácilmente, tienen cinturas más grandes y sus niveles de azúcar en sangre son más altos.
Según los investigadores, el problema está en que ingerir los alimentos rápidamente hace que la sensación de saciedad pase desaparcibida. "Cuando las personas comen rápido tienden a no sentirse llenas y es más probable que lo hagan en exceso", aseguró Yamaji, y agregó: "Hacerlo en menos tiempo causa una mayor fluctuación de la glucosa, lo que puede conducir a la resistencia a la insulina".
En conclusión, tomarse un tiempo para comer tranquilo, masticar bien los alimentos, conectarse con sus sabores, no solo es uno de los mayores placeres de la vida, sino que también ayuda a prevenir enfermedades.