Una huelga mundial de vendedores de libros de viejo en contra de una filial de Amazon tuvo éxito inesperado en tan solo dos días: el minorista se disculpó y dijo que iba cancelar las acciones que provocaron la protesta, según relata NY Times.
El levantamiento, que involucró a casi seiscientos libreros que retiraron unos cuatro millones de libros en veintisiete países, se disparó ante la decisión del minorista de eliminar tiendas en cinco países: la República Checa, Polonia, Hungría, Corea del Sur y Rusia. AbeBooks nunca explicó sus acciones más allá de afirmar que estaban relacionadas con el procesamiento de pagos.
Al parecer, el asunto se resolvió cuando Sally Burdon, una librera australiana que preside la Liga Internacional de Libreros Anticuarios, habló con Arkady Vitrouk, director ejecutivo de AbeBooks. En un correo electrónico que envió el 7 de noviembre a sus miembros después de la conversación, Burdon señaló que Vitrouk se había disculpado "varias veces" por el comportamiento de la plataforma y había asegurado que los libreros de los países afectados no serían eliminados el 30 de noviembre, como estaba programado.
"Arkady nos dijo que en Abe estaban muy conscientes del error que habían cometido", escribió Burdon en el correo electrónico. "Afirmó que había sido una 'mala decisión' y que lamentaban profundamente el perjuicio y el daño que habían causado".
Richard Davies, portavoz de AbeBooks, se rehusó a comentar sobre el correo electrónico de Burdon. Davies ofreció un mensaje críptico: "Estamos armando una solución".
La gente que se dedica a la venta de libros de viejo forma una comunidad muy unida, y el lema oficial de la asociación internacional es Amor librorum nos unit, "El amor por los libros nos une a todos".
"Nunca pensé que fuéramos a tener éxito, pero quedó demostrado el verdadero significado de nuestro lema", escribió Adam Bosze, presidente de la Asociación de Libreros Anticuarios de Hungría, en un mensaje que envió el miércoles a sus colegas extranjeros.