Una niña murió en el hospital después de tragarse una pila de botón y los médicos no se dieran cuenta hasta que fue demasiado tarde para salvarla. Isabella Rees murió en 2015 a los 14 meses de edad, y ahora su muerte está siendo examinada por el Tribunal Forense de Victoria, Australia.
Su madre, Allison Rees, dijo en la audiencia que ella y su esposo habían llevado a su hija al Hospital Sunshine, en un suburbio de Melbourne, varias veces en los días previos a su muerte. En una visita, se le preguntó al personal médico si existía la posibilidad de que se hubiera tragado algo, una sospecha que surgió después de que a Bella se la hubiera visto sosteniendo una pila AA el día en que se enfermó. Un médico en el hospital Sunshine le dijo que eso no era posible y que lo que su bebé tenía adentro simplemente "estaba pasando".
La corte escuchó que Isabella tenía una variedad de síntomas que incluían heces ennegrecidas, fiebre y vómitos de sangre. Su madre contó que llevó pañales sucios e imágenes como prueba al hospital para mostrarles que algo andaba mal. "Sabía que no nos iban a creer", dijo.
Pero la respuesta a los padres fue decirles que estaban exagerando. "Parecíamos uno hipocondríacos", le dijeron a The Herald Sun. Además, a Isabella se le negó una radiografía o un ultrasonido.
En el hospital adujeron que, por una política interna de la institución, si ellos no podían probar con certeza que su hija se había tragado una pila, entonces no podían ordenar una radiografía.
En la cuarta visita al Hospital, tras encontrar a la beba cubierta de sangre, los médicos aceptaron hacerle una radiografía que mostró la presencia de la pequeña pila, pero ya era tarde para salvarla y murió en la sala de operaciones.
Además de llevar el caso a la Justicia, los padres de Isabella buscan concientizar sobre los peligros que representan las pilas para los más pequeños.
