La torera mexicana Hilda Tenorio fue atacada en la cara por un toro, durante una corrida que se estaba llevando a cabo en la plaza azteca de Puebla.
Según informó ABC, la mujer recibió al tercer toro de la tarde, un ejemplar de 510 kilos, llamado "Querido viejo" y, en un momento, el animal se descontroló y le dio una cornada en la cara.
La mujer fue rescatada por personal del recinto y llevada a la enfermería, donde fue atendida por una fractura maxilar superior y un traumatismo en la zona del paladar. Luego, dado la gravedad de su caso, tuvo que ser trasladada a un hospital e intervenida quirúrgicamente.
A través de sus redes sociales, la matadora agradeció los mensajes de apoyo recibidos y contó un poco más sobre su estado.
"Desde aquí, quiero dar las gracias a todos por sus muestras de cariño. Siempre me pregunté si el escribir #Fuerza a un torero herido serviría de algo... Créanme cuando digo que SÍ. GRACIAS", comenzó diciendo Tenorio.
Y continuó dando más detalles sobre su herida. "La lesión es muy grave y he pasado una noche difícil sin poder dormir, sentada porque no había otra manera. Han dicho los doctores, después de hacer una tomografía, que tengo fracturado el maxilar superior (se siente el paladar roto por completo... ). También están fracturados los pómulos desde la órbita de los ojos. Bueno... Ya tendré una nueva cara de platino. (Ojalá valiera más... Como los Grammy)", contó con humor la torera.
Finalmente, la mujer reveló que estaba esperando a que la operen y que su intervención estaba programada para las 10 de la mañana de este lunes.
Ahora, que se sabe que la mujer está fuera de peligro, salieron a la luz una serie de imágenes que muestran la secuencia de cómo el toro se abalanzó sobre la mujer y le desfiguró el rostro.
Atención: las siguientes imágenes pueden herir la sensibilidad del lector.
Este episodio es uno más de los tantos que tienen lugar durante estos cuestionados eventos. Y vuelve a dar lugar al reclamo de varias organizaciones protectoras de animales de terminar con estas competencias, que no solo ponen en riesgo la vida de las personas (que van allí por su propia voluntad), sino que llevan a la muerte a miles de animales que son obligados a participar.
