Invitado a Desencriptados, conducido por Darian Rulo Schijman, Ariel Puchetta, el cantante del clásico grupo de cumbia Ráfaga, se animó a responder sobre todo. La banda, formada en 1996, logró hits inolvidables como “Mentirosa” y “Agüita”, entre otros. Ariel también desarrolló una breve carrera solista. Hace unos años volvió a liderar el grupo que se destacó en los últimos tiempos por sus colaboraciones con la estrella pop María Becerra.
“¿Cuánto cobra hoy un show Ráfaga?” disparó el Rulo sin vueltas. Ariel, dubitativo, respondió: “No sé exactamente, pero hay un cashe de 20, 25 mil dólares para tocar en una fiesta”.
Rulo quiso saber más: “¿Qué conviene más hacer un evento privado o sacar un tema con María Becerra?” Ariel, le contestó: — “Sacá la cuenta” y ambos rieron. Luego aclaró que la colaboración María les ayudó a llegar a nuevos públicos: “No, lo de María nos ayudó un montón porque nos situó en un lugar en donde no estábamos casi. Sí están los clásicos y la gente te reconoce en la calle, pero hoy por hoy, la movida está en lo virtual, la convocatoria está ahí”.
Ante la consulta sobre si Spotify es rentable para los artistas, Puchetta explicó: “Sí, dejar deja plata. De hecho, muchos de los artistas nuevos viven más de eso que de los shows. Nosotros vivimos de los shows. Aparte nosotros somos muchos, entonces la repartija siempre es menos porque somos 7. Todo lo que entra se reparte”.
Ariel Puchetta en fiestas privadas
Sobre su trabajo en fiestas privadas, Ariel contó situaciones que lo incomodan. “La gente de mucho poder adquisitivo por ahí nos contrata porque venimos con los trajecitos, bien vestidos, cumplimos horario, somos profesionales, pero hubo un momento, cuando yo estaba solo, medio que me había fastidiado un poco los eventos porque me ha pasado de ir a fiestas donde, viste, había por ahí gente de mucha guita te contrataba y se creían tus dueños”.
Para cerrar explicó: “Capaz que abrían el champagne y tiraban encima nuestro. Para, tenés instrumentos, equipos, pedalera, nosotros... hacían quilombo, subían y me empujaban. Eso me fastidiaba, viste. Yo invito siempre al escenario, pero no me gusta cuando ya se zarpan”.