Rumbos
El eterno retorno, por Cristina Bajo
Años después de esas aventuras, me casé y tuve hijos. Y diciembre volvió a tener el sentido de mis navidades de la infancia.
Años después de esas aventuras, me casé y tuve hijos. Y diciembre volvió a tener el sentido de mis navidades de la infancia.
Compremos frutas y verduras de estación: son más baratas y contienen las vitaminas que necesitamos.
La gardenia, de flores perfumadas y siempre blancas, representa la presencia de un amor secreto.
Desde el origen de los tiempos, el ser humano le ha adjudicado a las piedras un carácter sagrado o mágico.
Este pueblo interpretaba el futuro echando mano a un sistema de adivinación al que llamaban Ifá.
Las diosas más populares son Yemanyá, dueña del mar; y Oshún, una especie de Venus africana.
Aquel poema lo leí el día que nació mi hijo Gustavo, luego extravié el libro y hasta hoy no había podido dar con él.
Los sueños tienen tal fuerza psíquica, que es imposible ignorarlos. Son mensajes de nuestro inconsciente.
De chicos, cuando faltaba dinero, mi madre se las arreglaba para hacer platos sabrosos y nutritivos. Les dejo un plato muy rico que tuvo que improvisar una vez.
Los incas, primeros dominadores del Perú, pasaron a ser los conquistadores conquistados al llegar los españoles.
Me impresionó tanto ese poema anónimo que hasta hoy, cincuenta años depués, lo recuerdo.
Posiblemente sea Shakespeare quien nos haya dejado la más completa galería de caracteres femeninos.
La historia de dolor de aquel hombre que perdió en poco tiempo a su amada esposa y a su única hija signó mi niñez.
Septiembre es un buen mes para la ceremonia del té. Les voy a pasar dos ricas recetas para acompañarlo.
Poca gente sabe lo que en realidad fueron, en la primera mitad del S. XX, las sierras cordobesas.
Mediante las obras de teatro, el público hacía catarsis, se libraba de culpas y pecados, se purgaba de sus errores.
El hombre fue a la taberna del pueblo y cometió el error de contarle al tabernero su buena suerte.
La trama, llena de claroscuros, transcurre en nuestros campos de cultivo, con sus labores y su gente.
Bajaba al poblado de vez en cuando, solo para hablar con los niños y vender las pepitas de oro que encontraba.
Durante siglos los libros han sido enterrados, quemados en pilas, en hornos, rociados con combustible.
Quizás de los relatos de mi abuela me venga a mí la atracción por los cuentos de amores y venganzas.
A mitad de la época victoriana, los grandes escritores comienzan a escribir historias sobre y para chicos.
No es fácil hallar cocina criolla que no tenga como ingrediente nuestras suculentas carnes.
Artemisia y Sofonisba se destacaban en esa casta de pintoras ignoradas por la historia del arte.
Como el guardián de un laberinto, nuestro jardinero guía a los personajes en las encrucijadas de sus vidas.
A veces, al terminar libros como el de Rodoreda, cierro los ojos y me pregunto cuándo encontraré otro tan bueno y encantadoramente alentador.
Cuando dije que quería ser novelista, mi padre me regaló un escritorio y la vieja Continental que ubicamos en aquel hermoso rincón del living.
Con el fruto de la pasionaria o mburucuyá, podemos hacer una exquisita torta de mousse y almíbar decorada con semillas y hojas.
Durante la época colonial, en este territorio que ahora llamamos Argentina, se acostumbraba enterrar a los muertos dentro de las iglesias.
Mariquita comenzó el siglo negándose al casamiento que querían imponerle sus padres: tanto el Virrey como el Obispo la apoyaron.
Morgana odiaba a Merlín. Por eso, envía al hada Vivianne para que, haciéndose pasar por su discípula, lo engañe y lo encierre en una gruta de cristal.
Ando con ganas de comprar pinturas y pinceles... No pensando en una obra de arte, sino en matizar a una flor buscando el color justo.
Entre las historias nacidas de la conquista, hay algunas de nativas que se enamoraron de españoles, y otras de mujeres blancas que amaron a indios.
Para los celtas, el Anam Cara era un amigo espiritual con el que estamos unidos más allá de la vida y la muerte.
Las charlas nocturnas son distintas... Frente a una fogata, se abre la imaginación y se apaga el temor.
Atesoremos las recetas en un cuaderno... Tengo la certeza de que nuestros nietos se pelearán por ellas.
A veces doy con palabras olvidadas que me llevan a escribir un cuento sólo por las ganas inmensas de usarlas.
El idioma es un organismo vivo, que envejece y rejuvenece... Y todo esto sucede al mismo tiempo.
En una de esas ferias de usados, mi amigo encontró un filme de John Huston, un cepillo victoriano y varios discos de Elvis.
Borges lo sabía: más allá de lo que digan incrédulos y descreídos, los gatos nos conectan con cosas inexplicables.
Me seduce ese pasado en el que la poesía, el dibujo y la pintura nos hablan de pasiones vividas en calma.
Será en el marco de un nuevo aniversario del día de la Mujer Trabajadora.
Aunque se le atribuye a Lugones, la primera que se dedicó al género de terror en la Argentina fue Juana Manuela Gorriti.
El horror que no puede tocarnos, ese que nos ataca desde el cine o un libro, fascina a la humanidad desde la época de la caverna.
Botticelli, quien desinteresadamente la amó, al concluir El nacimiento de Venus, pidió ser enterrado a sus pies.
Si hablamos de supersticiones, debo reconocer que, aún hoy, no me gusta que entren a casa con el paraguas abierto.
Entre poemas y estudios, Sor Juana Inés curó el antojo de embarazada de la virreina con su rico dulce de nuez.