El idioma de una flor, por Cristina Bajo

La gardenia, de flores perfumadas y siempre blancas, representa la presencia de un amor secreto.

Cristina Bajo
Cristina Bajo

Cuánto sabemos realmente sobre las flores que tenemos en nuestro jardín? ¿Conocemos su país de origen? ¿Sabemos, en el lenguaje de las flores, qué significado tenían?

Comencemos con una flor muy común en mi infancia: el clavel. Es planta propia de España y que florece todo el año. Sus flores son de colores variados, como rosados, blancos, rojos y alilados. El clavel representaba la coquetería.

En mi jardín han florecido las dalias, y hoy he cortado la primera para adornar la mesa de mis alumnas del taller semanal. La dalia es originaria de México, aparece dibujada en objetos indígenas y en las paredes de templos mayas y aztecas. Sus colores –blanco, rosa, rojo, bordó, amarillo, azufre– son muy brillantes. Significan la inmortalidad.

La camelia nos recuerda los antiguos poemas. Es un arbusto de Oriente y el color de sus flores puede ser blanco, rojo, rosa o púrpura, y también las hay moteadas de varios colores. En el lenguaje de las flores significa amor para siempre.

El crisantemo me recuerda los tomos de una editorial muy popular que editaba libritos de arte: me tenté de comprar uno de pintura china por los cuadros de crisantemos, aunque ya los habíamos cultivado en nuestra casa de Cabana. Provienen de China y Japón; sus flores vienen de muchos colores, pero los más conocidos son el blanco, el amarillo y el rosa, y distintos tonos de rojos. Aparece en las antiguas ilustraciones de estos países y representa la eternidad.

También la gardenia, la flor preferida de mamá, es originaria de la China y aparece en pinturas muy antiguas, ya en cerámica, porcelana o papel. Las hojas son gruesas y de color verde, oscuras y sedosas. Las flores, muy perfumadas y siempre blancas, se tornan amarillentas cuando están camino a secarse. La gardenia representa nada menos que un amor secreto.

Amo el lino silvestre porque me recuerda los libros de Joyce, de D. H. Lawrence y las novelas de Rosamunde Pilcher. Es originario del oeste de Europa, de Inglaterra y de Irlanda. Sus flores son azuladas. En el campo esta flor es muy apreciada como medicina: de su semilla se saca el aceite de linaza, que es curativo de varias enfermedades, detiene la caída de cabello y contiene muchas vitaminas. De su fibra se hacen esteras, canastos, sandalias y cordones; de ella se fabrica una de las mejores telas naturales: el lino, que se usa desde la época de los egipcios. Significa la tenacidad en el trabajo.

El nardo nació en Medio Oriente, y se lo nombra en la Biblia y en los Evangelios; se lo usaba en ofrendas, en cosmética y perfumería. Su flor es rosa, blanca o azul, pero la que se usa para hechizos u oficios religiosos de diferentes creencias, es la de color blanco. Representa la aventura o aquello que es impredecible.

Dicen que la verbena proviene de Brasil, pero la he encontrado relacionada, sin embargo, con la Historia Sagrada y la muerte de Jesús. Es una hierba de hojas y flores pequeñas y modestas. Es más silvestre que de jardín, y sus colores abarcan desde el azul alilado al rosa y el blanco. Esta planta se usa también en medicina casera. Su flor representa el encanto.

Ahora, con mi jardín tan colorido, me ha refrescado el ánimo hablar de esta flores que figuran en casi todos los textos sagrados de diversas religiones. Aunque lo hayamos olvidado, no sólo tienen un significado galante o romántico, sino que también ocultan un arte más antiguo: el de curar dolencias y liberar sentimientos.

Sugerencias de la semana:

1) Leer El lenguaje de las flores. Y el de las frutas, de Florencio Jazmín.

2 ) Interesarse en el uso de las Flores de Bach.

3) Comprar Flores de Bach: fundamentos y terapia, de Beatriz Marchelli.