Corría el año 2001, cuando Paul Walker conquistaría al público de acción con su papel de “Brian O’Connor” en la primera película de Rápidos y furiosos. Junto a Vin Diesel, el mítico “Dominic Toretto”, se volvería una de las figuras primordiales de la saga.
Si bien Walker comenzó su carrera cuando era tan solo un niño, con papeles en publicidades y shows televisivos - entre los que se encuentra nada menos que The Young and the Restless -, fue con su personaje en la vertiginosa saga que se catapultó hacia la fama.
Mientras brillaba en la franquicia, el actor participaba de otras producciones, como por ejemplo, Timeline, Noel, Into the blue, Flags of Our Fathers, Takers, y muchas otras, la mayoría de cineastas independientes o poco presupuesto dentro de Hollywood.
A medida que los años pasaban, la fama de Walker no hacía más que crecer. Sin embargo, su vida terminaría de forma drástica el 30 de noviembre del 2013, con un accidente automovilístico en Santa Clarita, una ciudad de Los Ángeles.
La tragedia no solo conmovió a Hollywood, sino, al mundo entero. El ídolo de millones ya no estaba en este plano. El nombre “Paul Walker” aparecía en primera plana en todos los portales de noticia y la meca del cine de industria se tiñó de negro.
Las últimas horas de Paul Walker y la causa de su muerte
A las 15:30 horas del 30 de noviembre de 2013, en el barrio de Valencia de la ciudad de Santa Clarita, California, Paul Walker sufrió un trágico accidente que se cobraría su vida, tras chocar su Porsche Carrera GT rojo contra un poste de luz y un árbol, y luego este incendiarse. El auto era conducido por su socio, Roger Rodas, mientras que él iba de copiloto.
El actor venía de un evento benéfico a favor de las víctimas del tifón Haiyan en Filipinas, una causa que lo había conmovido, ya que había visto con sus propios ojos los desastres de un huracán en Haití. Tan solo unas horas antes, había disfrutado de una mañana junto a su madre, Cheryl, y su hija de 15 años, Meadow.
Las autoridades determinaron que tanto Walker como Rodas habían consumido alcohol y otras sustancias. Además, las cámaras de seguridad atestiguaron que el vehículo circulaba a una velocidad de entre 130 km/h y 150 km/h, mientras que portaba neumáticos de nueve años.
El último episodio de esta tragedia ocurrió en el año 2015, cuando Meadow presentó una demanda a la marca Porsche, en la que alegó que el automóvil deportivo de su padre tenía numerosos defectos de diseño, lo cual aún no ha sido esclarecido.