Si bien es sabido que ‘Los Bridgerton’ no pretende ser un fiel retrato del Londres en la época de la Regencia (es una adaptación de las exitosas novelas de Julia Quinn) sí tiene tintes realistas que pueden confundir al público hasta preguntarse qué es una fantasía y qué no.
Desde la existencia de los personajes, hasta las historias de amor, los mercados matrimoniales y el clásico mandato social de emparejar a los jóvenes a toda costa. La Reina Carlota fue la máxima novedad ya que curiosamente, no aparecía en los libros de Quinn y el público comenzó a indagar acerca de su existencia.
Dentro de la serie, que relata las aventuras amorosas y vitales de los miembros de la numerosa familia Bridgerton, se ven cosas muy habituales de la época tales como las gacetas de cotilleos o la ignorancia impuesta en las mujeres jóvenes sobre el funcionamiento básico del cuerpo humano.
Pero el condimento más real dentro de esta fantasía de época es la Reina Carlota. Si bien no aparece en las novelas originales. fue una monarca de verdad en Inglaterra y esposa del rey Jorge III.
Nació como Sophia Charlotte de Mecklenburg-Strelitz y se convirtió en la Reina Carlota al conocer a Jorge III en 1761. Se casaron después de seis horas de conocerse. Aunque fue un matrimonio arreglado con cierta esencia de estrategia territorial, fue muy exitoso: duró casi 60 años, tuvieron 15 hijos juntos y se escribían afectuosas cartas de amor.
En ‘Los Bridgerton’ esta historia de amor, que fue un ejemplo para la realeza, se ve retratada a la perfección. La muerte los separó en 1818, cuando Jorge falleció.
Poco se sabe de su personalidad y carácter. La única idea que podemos hacernos es la que nos plantea la serie: caprichosa y cotilla, pero siempre muy involucrada en la vida social de Londres de la época, disfrutando junto a sus súbditos. Otro de los detalles acertados de “Los Bridgerton” es la descendencia africana y mulata de la Reina.
Hay un retrato de ella hecho por Allan Ramsay en 1976 que reivindica su herencia negra, ya que muchas imágenes de ella no abundan. Eso fue suficiente para que el director de la serie escoja a la actriz que le dará vida, también mulata.
“Se esperaba que los artistas de ese período minimizaran, suavizaran o incluso borraran los rasgos indeseables del rostro de un sujeto, pero Sir Allan Ramsay era el artista responsable de la mayoría de las pinturas de la reina, y sus representaciones de ella eran decididamente africanas”, dijo en The Guardian. Así, la actriz Golda Rosheuvel se puso en la piel de la Reina y se logró crear toda una sociedad inglesa ficticia donde el color de la piel no era un problema, gracias precisamente a la Reina Carlota y su influencia en la corte.