Por Flavio Calvo*
La manipulación en la pareja es algo sobre lo que escuchamos hablar bastante seguido. Sin embargo, la manipulación puede abarcar muchos aspectos: la amistad, las relaciones laborales o las relaciones económicas. Entonces, es importante empezar a tener los ojos abiertos a ciertas situaciones o ciertas señales de alarma.
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Lo que una persona manipuladora busca la mayoría de las veces es conseguir ganancias personales. Las relaciones son un instrumento para que él o ella pueda estar bien.
El manipulador sabe, investiga, busca cuál es mi flaqueza, cuál es mi debilidad y pone el cebo, la que hace que yo de alguna manera actúe para él obtener una ganancia. Cuando esto mismo pasa de forma inconsciente, es decir, no es a propósito, se le llama “juego psicológico”.
En estas situaciones hay una debilidad, un cebo y la acción de morder el cebo. Por ejemplo, mi debilidad puede ser siempre ser un salvador, siempre estar pendiente de los demás, siempre querer ayudar a los otros. Entonces es muy probable primero que el manipulador se presente como víctima: “necesito tu ayuda, necesito que estés conmigo, necesito que me acompañes, necesito que hagas esto por mí”. Y va a a buscar mi parte de salvadora.
Como esa es mi debilidad, yo voy a querer estar ahí para ayudarlo, para acompañarlo, y voy a sentir placer en hacer eso.
A lo largo del tiempo, esa persona va a empezar a hacer cambios dónde puede presentarse como una persona que necesita mi ayuda pero, de vez en cuando, va a empezar a darme pequeños reclamos diciéndome “vos no estuviste acá cuando te necesite”. A lo largo del tiempo, me siento siempre en falta. Todo lo que hago no alcanza y ahí entre el juego de la manipulación.
Señales de alarma: toda relación debe ser simétrica
El manipulador va a lograr que, a lo largo de la relación, me sienta mal. Y al mismo tiempo, siento que no la puedo cortar. Pero entonces ya surgen pequeñas señales de alarma: de pensar que estoy ayudando al otro, paso a notar cosas que no me están gustando.
Si uno tiene una rana y la pone en agua hirviendo, esa rana rápidamente va a saltar de esa situación. Ahora, si se tiene una rana y se la pone en agua fría y ese agua se va calentando lentamente, constantemente, ese agua va a llegar a hervir y la rana nunca se va a dar cuenta de qué murió hervida, de qué murió cocinada.
El manipulador hace ese mismo juego: suele decirte todo lo que te necesitas, todo lo que te quiere o todo lo que puede hacer por vos, pero con el tiempo es mucho más lo que demanda, y ahí es donde hay que estar pendiente de esta actitud.
Toda relación debe ser simétrica: si estas dando mas de lo que estas recibiendo, es una señal de alarma importante.
Si pretendes que el otro aporte más y más, de acuerdo a lo que vos estás dando, y además te hace sentir como que el que le da menos sos vos, algo no está bien. Esa es una señal de alarma para pensar y reconocer si estás siendo manipulado.
Cómo salir de la manipulación
Si podés salir de las emociones y ver las cosas desde tu parte adulta, desde tu parte más racional, podés ver lo que das y lo que recibís, si estás en una relación realmente simétrica, tus acciones están teniendo una respuesta acorde, allí sí: podés medir la realidad.
La manera de salir de la manipulación, es activando la parte racional y tomando decisiones.
Cuando uno siente que no puede salir de una relación en la que está siendo manipulado y no puede escapar de eso, probablemente esté pensando con su niño interior. Uno tiene un pensamiento mágico: que de alguna manera “mágicamente se va a solucionar todo”. El adulto puede ser más racional y buscar soluciones. Es importante que pueda ver qué redes de contactos se tiene alrededor de personas que acompañan.
Muchas veces, ante la manipulación una persona se siente sola, porque la persona manipuladora hace eso. Y no es así. Activa tu parte adulta, fíjate qué recurso tenés, qué personas te acompañan, y de esta manera vas a poder salir de la manipulación.
*Lic. en psicología, docente, tallerista y autor. MN: 66869.