Cuenta la leyenda que en 1586, con la mar embravecida, el corsario Thomas Cavendish logró salvar su vida haciendo que su nave se adentrara rápidamente en una ría de agua salada, un inesperado refugio ante el enojo de la naturaleza. Agradecido, el pirata bautizó al sitio como "Puerto Deseado", en homenaje a su buque, el "Desire".
Hoy, aquel puntito remoto en el mapa es una de las principales ciudades pesqueras de la Argentina, además de proponerse al mundo como un destino patagónico diferente: sin nieve, sin montañas, pero con faros y acantilados sobre el mar, historias de naufragios, islas con pigüinos y una diversidad de fauna marina pocas veces vista.
Si andamos por estos pagos, una experiencia inolvidable es remontar en gomón la exuberante "ría" Deseado (una especie de río, pero con agua salada y sin salida al mar), para disfrutar en primerísimo plano de las toninas dándose chapuzones alrededor del barco y asombrarnos con las estampidas de gaviotines y cormoranes sobre los islotes.
Para los aventureros, hay expediciones a todo motor hacia la Isla Pingüino, donde habita la única colonia de pingüinos de penacho amarillo que se puede visitar en el país.
¿Otro rincón para no perderse? Sin duda, entre tanto lugar lindo, el Santuario de la Virgen es muy especial. Seamos creyentes o no, agradeceremos la frescura y la serenidad que se siente al pasear por este sendero que se formó a la luz de una gruta natural, cuyas paredes volcánicas superan los 20 metros. Paz y conexión, pero con otra clase de wifi.
El faro de la iglesia
Puerto Deseado atesora una curiosidad mundial. Su iglesia –Nuestra Señora de la Guardia– es uno de los siete templos religiosos que, en todo el mundo, cuentan con un faro giratorio en su torre. En este caso, se trata del Faro Beauvoir, que se usaba antiguamente para orientar a los marinos en las noches cerradas.
Expedición a la Isla Pingüino
Hace unos años, esta mítica isla dominada por un faro y habitada por pingüinos de magallanes y de penacho amarillo, fue declarada Parque Interjurisdiccional Marino por ser unos de los sitios más biodiversos de la Patagonia. Y, en rigor, hasta el viaje hacia ella es un espectáculo, ya que para descubrirla hay que surcar el mar abierto hacia el sudeste por casi una hora, sintiendo el viento salado en la cara. "Los pingüinos se reconocen entre ellos por la voz, como nosotros", cuenta la guía naturalista Roxana Goronas, cuyos recorridos por la isla son de lo más interesantes. La caminata por el laberinto de rocas, a metros de los pingüinos y ante el vuelo rasante de escúas, aves de rapiña típicas, hacen de este paseo algo fascinante. www.darwin-expeditions.com
Campamento de Darwin
"No creo haber visto jamás un lugar más alejado del resto del mundo que esta grieta de rocas en medio de la inmensa llanura", escribió un asombrado Charles Darwin al ingresar en la ría Deseado, el 23 de diciembre de 1833. Hoy, el llamativo lugar donde acampó durante una semana el naturalista inglés, puede ser visitado en excursiones que parten de Puerto Deseado y recorren 42 km de la ría (casi hasta llegar a su final), para desembarcar luego en tierra firme y seguir el paseo caminando. Los paisajes donde se asentó aquel campamento están dominados por aves, fauna marina e imponentes formaciones rocosas. También pueden visitarse cuevas donde se hallaron pinturas rupestres. www.puertopenacho.com.ar
De cara a la libertad
Puerto Deseado cuenta con dos circuitos históricos autoguiados que pueden hacerse a pie o en vehículo particular. “El derrotero del corsario” nos lleva de paseo por la vida del pirata Thomas Cavendish, quien visitó Puerto Deseado en 1586 y bautizó al lugar con el nombre de su buque, el “Desire”. El otro paseo histórico se llama “De cara a la livertá” (sic) y propone el recorrido de doce sitios por los que transcurrieron sucesos de la Patagonia Trágica, tal como se recuerda a las huelgas obreras que en 1921 y 1922 dominaron la escena política de la Patagonia en reclamo de mejores condiciones laborales, y fueron duramente reprimidas; se estima que, en ese contexto, fueron fusilados unos 1500 peones rurales en Santa Cruz. Las postas de aquella historia también pueden conocerse en interesantes visitas gratuitas al mando de la bibliotecaria y guía de sitio Marisa Mansilla. Info al tel.: (0297) 4606025