La mirada de la perra le hizo recordar a una compañera de juegos de la infancia. Chloe se llamaba su cachorrita y siempre la llevó en su corazón.
Es que Nicole era hija única y se sentía un poco sola. Por eso su abuela, cuando cumplió 10 años decidió regalarle una mascota que le hiciera compañía. La sorpresa y alegría de la niña fue total y se transformaron en inseparables.
"Tenía 10 años y todo lo que quería era un perrito. Llevaba un lazo rosa cuando Nana me la dio. Fuimos las mejores amigas. Era una perrita muy dulce y siempre me lamía la cara", contó a BBC.
En los cuatro años que estuvieron juntas el vínculo entre la nena y la mascota se hizo más fuerte. Todo el amor que Nicole le daba se lo devolvía Chloe con creces.
Recordando el día en que tuvo que dar a adopción a Chloe, Nicole recuerda ese triste momento: "mi papá cambió de trabajo y lo hacía desde casa, pero Chloe era demasiado ruidosa y él tenía que estar hablando por teléfono continuamente. Recuerdo que mi papá me recogió de la escuela cuando tenía 14 años con el perro en el asiento trasero. Sabía que teníamos que regalarla".
"No teníamos otra opción y para mí, que era pequeña, fue desgarrador ya que no quería deshacerme de mi perro".
Nicole y su familia entregaron a Chloe a Humane Society con la esperanza de que el perro encontraría un nuevo hogar con personas que la amaran, pero decirle adiós no fue fácil.
"Me sentí muy triste por eso y pensé que nunca volvería a verla ni a escucharla", asegura Nicole. Aunque Chloe ya no estaba en su vida, nunca abandonó su corazón.
Con el paso de los años, siempre pensé en ella. Una vez llamé a la Humane Society para tratar de averiguar qué le había pasado, pero no pudieron decirme nada.".
Con el tiempo, Nicole creció, se casó y tuvo un hijo, pero aún le faltaba algo. Conociendo la alegría de tener un perro cuando era niña, Nicole quería darle lo mismo a su hija. Inicialmente pensó en adoptar un cachorro, hasta que se encontró con una publicación en Facebook sobre un perro mayor que necesitaba un nuevo hogar.
"Vi la foto del perro y pensé: 'Ese perro parece familiar'. Luego leí el nombre: era Chloe. Es la misma ortografía que mi viejo perro. Pensé que era una coincidencia".
Pero entonces Nicole decidió adoptar a la perrita sin darse cuenta aún, por supuesto, de que las dos ya estaban bien familiarizadas.
"Cuando la trajeron, vino corriendo hacia mí y me estaba lamiendo la cara. Entonces supe en mi corazón que tenía que ser el mismo perro".
La sospecha de Nicole era cierta ya que, según el microchip que tenía Chloe era la perrita que había abandonado hace siete años.
"No podíamos creerlo. ¡Es una locura!", repite asombrada Nicole. Chloe se está acomodando bien en su nuevo hogar con su familia.
Luego Nicole supo que Chloe había sido adoptada por una pareja mayor poco después de ser entregada. Ella había vivido feliz con ellos durante muchos años antes de que fallecieran y entonces fue adoptada una vez más por otra familia, pero no pudieron mantenerla.
Chloe tiene ahora 11 años, pero sigue siendo tan saludable y enérgica como Nicole recordaba que era. Y de alguna manera, la reunión de estas dos amigas perdidas hace que vuelvan a ser niñas de nuevo.
Chloe ahora está feliz con la familia de Nicole, se ha unido mucho a su hija Violet, de cuatro meses de edad y lo hacen todo juntas como con su madre.
"Estoy tan feliz de tenerla de vuelta. Me emociona tanto volver a casa del trabajo para verla todos los días. Esto es lo mejor", concluye Nicole.