Cabo Polonio, un viaje de desconexión

Es el paraíso uruguayo por excelencia para aquellos que quieren alejarse del consumo y los estímulos de la ciudad.

Cuenta la historiadora uruguaya Malvina Sánchez que este paraje sereno debe su nombre, azarosamente, a las bondades del vino de Chipre y a un naufragio ocurrido por su culpa, en las costas de Rocha, en 1753.

El barco en cuestión llevaba el pomposo nombre de Nuestra Señora del Rosario, Señor de San José y las Ánimas, por lo que todos preferían economizar esfuerzos llamándolo sencillamante como su capitán, Joseph Polloni.

Al parecer, Polloni, de 25 años, habría llegado sano y salvo hasta estas latitudes, pero tuvo la polémica idea de beber varias botellas del buen vino que había traído desde Chipre... Y bajo los efectos del alcohol, ya no le fue tan sencillo dominar la embarcación, que se estrelló contra un arrecife.

Hoy, este paradisíaco balnerario uruguayo reúne todo lo que buscan los viajeros anhelantes de paz y desconexión. Justamente, una de sus particularidades es que la mayoría de sus "ranchos" (como dicen a las casitas) no tiene electricidad ni agua corriente, por lo que los ritmos y tareas de sus habitantes son marcados por la luz solar; en el Polonio, podría decirse, se vive de sol a sol.

Su ubicación en el mapa lo enfrenta a tres pequeñas islas donde residen lobos marinos, llamadas La Encantada, El Islote y La Rasa.

Más info:
www.portaldelcabo.com.uy
www.turismorocha.gub.uy

Monte de Ombúes

Viaje al corazón de la naturaleza

El Monte de Ombúes, en Laguna Castillos, es la agrupación más grande de ombúes en la región del Plata y se ubica a orillas de la Laguna de Castillos, en las cercanías de Cabo Polonio.

Desde el puente sobre el arroyo Valizas –en Ruta 10, a la altura del km 267–, se accede a las embarcaciones que prestan el servicio de traslado en lanchas y con guías hasta el área estatal y el sector privado de este monte, donde también hay árboles de guayabo blanco, tembetarí, arrayanes y chal-chal.

El bosque público, que se mantiene en maravillosas condiciones de conservación, está a cargo de quien fuera el primer guardaparque del Uruguay, Juan Carlos Gambarotta, quien vive allí mismo. Estos paseos tienen una duración, en promedio, de una hora y media.

El faro del cabo

132 escalones hasta paraíso

Con 132 años de historia, el Faro de Cabo Polonio es una de las referencias más importantes de este apacible poblado uruguayo. Allá lejos en la historia, su puesta en marcha supuso un cambio esencial para la navegación en la zona, ya que antes de su construcción eran comunes los accidentes y hundimientos de barcos, galeones y fragatas debido a la peligrosa geografía del lugar. En 1976, el sitio fue declarado Monumento Histórico de Uruguay.

La vista desde el faro es algo digno de conocer: luego de subir 132 escalones, el visitante disfruta de una magnífica panorámica de Cabo Polonio, las Islas de Torre, la reserva de lobos marinos, las dunas y la inmensa franja de playas que rodea a esta bella población donde reina la paz.

Escala rumbo a la Antártida

En el fascinante libro De paseo por el Cabo Santa María, de la historiadora uruguaya Malvina Sánchez, se cuentan muchas curiosidades de Cabo Polonio y sus alrededores.

Esta es una de ellas... Relata la investigadora que allá por 1897, recaló en Cabo Polonio, de camino a su destino, la primera expedición a la Antártida que logró pasar un invierno en el continente helado. "El viaje lo hicieron a bordo de la fragata Bélgica, bajo el mando del conde Adrien de Gerlache. Se detuvieron en nuestras costas para evitar los fuertes vientos que amenazaban la embarcación; pero los meteorólogos y geólogos a bordo aprovecharon la oportunidad para estudiar la zona y hasta realizaron un croquis de la playa La Calavera", señala Sánchez.