Laguna Brava, el espejo escondido

En el oeste de La Rioja, esta hipnótica laguna oculta en la cordillera es refugio de flamencos y vicuñas, y también cuna de leyendas asombrosas.

La Laguna Brava propiamente dicha es un cautivante espejo de agua ubicado a unos 4.200 msnm, que está enclavado en la Cordillera de Los Andes y rodeado de montañas, nieve, viento y bajas temperaturas.

Es un sitio RAMSAR, es decir, un Humedal de Importancia Internacional para la Conservación de la Diversidad Biológica, y sin duda, un lugar que ofrece un verdadero espectáculo debido a su amplia gama de colores y sus interesantes leyendas.

Por tratarse de un espacio protegido, para acceder a la Laguna Brava es indispensable contratar una excursión a la Reserva Provincial homónima, donde viven resguardados vicuñas, flamencos y otros animales. Podemos hacer esta visita con guías especializados o con agencias habilitadas.

Si se decide lo primero, lo mejor será contratarlos en la localidad de San José de Vinchina, mientras que si se quiere ir en vehículos equipados y con paquete completo, lo óptimo será hacer base y coordinar la excursión en Villa Unión, cabecera del cercano Departamento Gral. Felipe Varela y centro de servicios por excelencia del oeste riojano.

Info: www.turismovillaunion.gob.ar o al te.: 03825-470543.

Curva de la herradura

Camino a la laguna

En temporada alta (primavera y verano, vacaciones y findes largos), las excursiones hacia la Laguna Brava parten a diario desde Villa Unión y en camionetas 4 x 4.

Tomando la Ruta N 76, se atraviesa Villa Castelli y luego San José de Vinchina, todo por asfalto en buen estado, y unos km más tarde se accede a un tramo de ripio, también en buenas condiciones. A partir de entonces, el camino se va poniendo cada vez más bonito, con el río La Troya a mano izquierda y figuras que parecen talladas en roca, como "La Pirámide" o la "Curva de la Herradura".

Aquí es donde los visitantes empiezan a sentirse cada vez más pequeños frente a la inmensidad del paisaje y las montañas que emergen majestuosas. En el último pueblo antes de comenzar el ascenso, el Jagüé, se realiza un control para llevar nota de quiénes estarán subiendo. Es bueno visitar los sanitarios (serán los últimos del camino), y aprovechar si están las señoras que venden empanadas fritas y pan casero, ¡todo delicioso!

La leyenda del “Destapadito”

Nieve, colores e historia

Una vez dejado atrás el paraje Jagüé, el camino se hace un poco más difícil, pero si seguimos las indicaciones de los guías, todo sale según lo planeado. La nieve empieza a ser una constante, tiñendo las montañas de blanco y adornando la paleta de colores.

También comienzan a divisarse algunos de los refugios de piedra construidos en el siglo XIX para los arrieros que iban y venían de Chile. Al lado de uno de estos refugios, cerca de la laguna, se encuentran descansando los restos del famoso "Destapadito", quien, según la leyenda, habría sido un arriero, un prófugo o un viajero que sucumbió a las bajas temperaturas. Los que hicieron el hallazgo lo cubrieron con piedras, ya que la tierra es dura y difícil de excavar.

Pero lo curioso es que, cada vez que alguien pasaba, el cuerpo aparecía descubierto; y ocurrió tantas veces, que la gente dejó de cubrirlo y comenzó a llamarlo "Destapadito". Hoy, algunos de los que pasan le rezan, dejan ofrendas o le piden cosas con la creencia de que su presencia sigue en la montaña.

La avioneta misteriosa

Otra historia interesante y poco clara es la de la avioneta que cayó en medio de la laguna, y de la cual actualmente todavía se pueden ver restos. Al igual que con el Destapadito, nadie conoce a sus protagonistas, es decir, a quienes viajaban en aquella nave, ni hacia dónde se dirigían ni sus razones.

Sin embargo, la mayoría cree que se trataba de un grupo de contrabandistas que llevaba caballos de manera ilegal, pues entre los restos de la avioneta todavía se encuentra bien conservado (el agua salada y el frío hicieron su trabajo) el cuerpo de una yegua. De sus ocupantes humanos nadie supo nunca nada… Finalmente, la llegada a la laguna es realmente emocionante: estar en plena cordillera y disfrutar de los silbidos del viento, la vista de los flamencos y, con suerte, de zorros colorados, vicuñas y otros animales autóctonos, hacen que cada visitante se sienta afortunado de estar viviendo ese momento y disfrutar de un paisaje único, sabiendo que valió la pena levantarse un poco más temprano ese día.