Luisa Fernanda Buitrago, tiene 16 años, vive en Colombia y hace días se hizo famosa por contar a través de Facebook su terrible caso. La joven perdió un bebé y quedó en silla de ruedas como consecuencia de un tatuaje.
"No me dejes caer jamás", decía la frase que la adolescente se hizo tatuar debajo de su seno derecho. Se lo hizo a los 14 años, en la casa de un vecino en Monterrey, Casanare, y le costó 13,3 dólares. La joven no tuvo en cuenta las condiciones del lugar y, a los 15 días, comenzó a sentirse mal y quedó internada en un hospital de Villavicencio.
Los exámenes médicos descubrieron que una bacteria había entrado a su cuerpo y le afectó el nervio ciático y la médula espinal, lo que le ocasionó pérdida de sensibilidad en las piernas.
De acuerdo a lo que le dijeron los médicos, la bacteria tuvo que ver con la falta de asepsia del lugar donde se realizó el tatuaje y en los instrumentos con los que se elaboró.
"Empecé con un dolor de espalda, sentía hormigueo en los pies, se me inflamó el estómago, no sentía las partes íntimas", contó Luisa a Prensa Libre Casanare. En cuestión de días ya no pudo ponerse más de pie.
A través de una resonancia, los médicos se dieron cuenta que tenía una infección en toda la espalda, por lo que fue sometida a varias cirugías para drenar y lavar la columna.
"Cuando me dice el neurocirujano: 'No vas a volver a caminar durante un tiempo' fue muy duro porque en realidad una juventud en una silla de ruedas no es buena. Ser independiente y que de la noche a la mañana dependas de alguien es bastante duro", reconoció la joven durante una entrevista con Hora 7/24.
Luisa estaba embarazada, sus padres lo sabían y la apoyaban para seguir adelante con el embarazo pero la gran cantidad de medicación que le dieron le provocó un aborto espontáneo.
"Por mucho medicamento, tuve el aborto el 19 de marzo. Tuve un aborto espontáneo", se lamentó la joven.
Ahora espera someterse a una nueva cirugía que le devuelve la esperanza, ya que gracias a ella podría volver a caminar.