La charla con Mariano Martínez empieza con el recuerdo del doble cachetazo que le dio la profesión cuando, hace dos años, decidió apostar por la producción teatral: compró los derechos de una obra inglesa titulada Cartas de un padre a un hijo, con la que tenía todo arreglado. Él la protagonizaría junto a Pepe Soriano y los dirigiría Norma Aleandro. "Primero, en 2016, teníamos todo cocinado y hasta con el teatro elegido, pero por cuestiones presupuestarias no se pudo realizar. Fui por la revancha el año pasado y, otra vez, por los vaivenes del país me complicaron y debí levantarla. Son golpes que suceden con frecuencia en este oficio, pero que yo, por lo general, escuchaba que le pasaban a otros. Esta vez me tocó a mí. Bajón pero uno se va curtiendo", se sincera Martínez en su amplio y cómodo camarín del teatro Astros, donde protagoniza Mentiras inteligentes, de la que también es productor artístico. Es un tipo optimista Mariano, no se amilana ni se deja vencer por las vicisitudes y contingencias de "un oficio ciclotímico en un país de locos", según desliza.
¿Es caro producir una obra?
Sí, a mí me resultaba un vagón. Tenía una guita disponible y resulta que necesitaba un 50 por ciento más, y ya no tenía de dónde sacarla. Pero confío que la voy a poder hacer, ya se los dije a Norma y a Pepe que no voy a renunciar fácilmente.
¿Y ellos que te dijeron?
Que me esperan gustosos.
Hablando de sinsabores, este año arrancaste con Primera cita, un reality que condujiste y que apenas duró dos meses al aire de Telefé…
Sí, no tengo excusas, porque conozco el medio y sé que hoy la tele te devora… Si no funcionás de entrada, chau, fuiste. De todas maneras, yo había programado grabar 45 programas más allá del resultado, que evidentemente no fue como se esperaba.
¿Te bajonean los malos pasos?
Los fracasos me duelen pero a la larga no me pesan, éste fue uno más en mi larga lista…
¿Una larga lista?
A ver, de los que me acuerdo están Mi familia especial, Sangre fría, que no les fueron bien y es una joda, porque hay mucha gente involucrada que se queda sin laburo.
¿Siempre fuiste de mirar para adelante?
Toda la vida tuve en claro que llegué hasta donde llegué por esfuerzo y perseverancia, en un país que no es el ideal. Pero tengo en claro que las frustraciones del oficio forman parte de la sal de la vida. Yo tengo una personalidad alegre y llena de energía, y así voy yo, sabiendo que las cosas alguna vez van a llegar.
No te ofendas, pero sonás a un político en campaña…
[Risas] No, cero, de verdad, soy así, el empuje y el ánimo protagonizan mi ADN.
Tenés tres hijos, estás en pareja, actuás en teatro, hacés campañas publicitarias, tu físico está en su esplendor a los casi 40. A cualquier ser humano mortal le parecería imposible. Y raro que no estás en tele…
Es que todo esto lo puedo hacer cuando no estoy en televisión, porque de lo contrario me sería imposible, aunque lo hice cuando grababa Esperanza mía (2015), tiempos en los que dormía tres horas por día. Estaba de aquí para allá, con dos hijos en ese momento, pero me podía mantener en pie.
¿Disfrutabas vivir así?
Estaba liquidado, pero sí, a mí nadie me había puesto un revólver en la cabeza. Yo elegía porque sabía que era un tiempo en el que uno se prepara psicológicamente.
Ahí es cuando aparecen los pactos con las parejas…
Sí, claro, con la mamá de Olivia y Milo tenía que “negociar”, aunque a veces se me complicaba [sonrisas], pero digamos que podía llegar a un acuerdo. El tema es cuando le tenés que explicar a un hijo tuyo que no podés algo… Es durísimo.
¿Te pasó?
Ahora me pasa con Olivia (8), que tiene su acto en el colegio que justo cae en un día y horario que tengo teatro y no tengo manera de estar presente. Se lo expliqué varias veces y ella me insiste si no puedo hacer algún esfuerzo y me desarma, porque yo me re esfuerzo por estar en eventos así.
¿Y ella qué dice?
No le alcanza, claro, y yo la entiendo. Pero también le recuerdo que hago muchas cosas para que ella esté bien y que tiene que ver el lado bueno de las cosas. Por otra parte, le enseño el compromiso por el trabajo. Lo va a entender cuando sea más grande y me lo va a agradecer cuando cumpla su sueño de ser artista.
¿Cómo es un día en tu vida?
Me levanto a las 6 y les preparo el desayuno y las viandas a mis hijos, a quienes llevo al colegio. Luego vuelvo y entreno una hora en un gimnasio donde practico ejercicios intensos pero divertidos, en los que corro y hago musculación, pero nada zarpado, gradúo, no me mato, cuido mi cuerpo. Después me quedo con Almita, mientras Camila (Cavallo), mi mujer, hace sus trabajos de modelaje y artista plástica.
¿Y andás con algún proyecto laboral entre manos?
Estoy ultimando detalles del rodaje de Laura, una película del debutante José Cicala –el fotógrafo de la dupla Machado–, con Araceli González, quien encarna a la protagonista.
¿Qué podés adelantar del rodaje?
Primeramente lo entusiasmado que estoy, porque se trata de un guión sobre una historia que transcurre durante la Segunda Guerra Mundial, que fusiona poesía con thriller y suspenso. Mi personaje es un hombre que quedó traumado física y psicológicamente después de vivir la guerra en carne propia.
¿Cómo es la relación con la Laura del título?
Encarno a un hombre con problemas esquizofrénicos, que no se sabe para dónde puede rumbear, sin embargo Laura es una mujer que lo contiene, que sabe cómo calmarlo.
Un desafío diferente a todo lo que venías haciendo…
Vengo hace rato buscando una prueba de este calibre. Siento que el actor dentro mío está transitando una madurez que necesita una oportunidad para demostrar que puede hacer otros registros.
¿Lo ves como una oportunidad?
Sí, y espero no desaprovecharla, porque no abundan esta clase de propuestas y es algo que vengo anhelando hace un montón de tiempo.
Suena raro que vos hables de oportunidad teniendo en cuenta tu continuidad laboral…
Es que se trata de otro registro. Me rompí el lomo para trascender en el universo de las tiras y comedias televisivas, y supongo que como a todos los que buscan evolucionar, me gustaría saber para qué otras cosas estoy.
¿No te presiona esa situación?
Me tiene un poco expectante y entusiasmado, porque si Cicala pensó en mí es porque algo debe haber visto.
¿Por qué suponés que esta propuesta no llegó antes?
Creo que porque no estaría preparado, o lo suficientemente maduro. Por otra parte, voy armando un caminito con las decisiones que voy tomando. Desde 2011 que vengo con la intención de producir, presentando ideas, proponiendo, escribiendo un guión para una comedia adolescente, estoy tranquilo, sé que algún día esos proyectos verán la luz.
¿Cómo te llevás con los rechazos?
Bien, me los banco, me he morfado muchos “no” a lo largo de mi carrera y los sé digerir, no me doy por vencido.
¿Te pesa ser Mariano Martínez?
No, estoy tranquilo, y me siento muy Martínez, o sea, un tipo con un apellido común, que laburó muchísimo y que aprendió que un nombre, por más conocido que sea, no garantiza nada.
¿Y cómo pensás que te ven tus generacionales de a pie?
Supongo que, en general, se debe creer que tenemos una vida espectacular, sin problemas, que estamos tirados en una hamaca tomando sol todo el día. Me lo han dicho, por eso lo comento. Pero a mí hoy me falló la chica que me ayuda en casa y tuve que ponerme la casa al hombro. Y así es mi vida, común y corriente, sólo que soy un poco más conocido.
¿Qué pensás cuando a los artistas se les preguntan cuestiones sobre la realidad coyuntural del país?
Me parece que no está bien, porque se desnaturaliza la conversación, o la idea central de la entrevista.
Pero si se quiere conocer tu opinión, o cómo pensás…
Yo puedo hablar como ciudadano que vota y por supuesto que no estoy de acuerdo con todos estos robos que, se dice, están apareciendo en el cuaderno-gate, pero no voy a abrirme y contar mi ideología o mi gusto político. Respeto a los colegas que hablan más de política que de nuestro oficio, pero a mí no me interesa..
¿Tenés miedo del qué dirán?
Estamos viviendo tiempos de mucha sensibilidad y de mucha agresión en todos los ámbitos. ¿Qué importancia puede tener lo que yo opino sobre el aborto? Ninguna, entonces decido no participar. Y eso que estoy convencido de lo que pienso y estoy muy informado, pero entiendo que no beneficia a nadie mi palabra.
Hay que medirse demasiado antes de brindar un comentario…
Es tremendo, cada cosa que decís, si no la pensás bien, puede ser un título desestabilizador para uno. De verdad, son épocas en las que hay que tener mucho cuidado.
En diciembre cumplís 40… ¿cómo te encuentra?
Fuerte, sólido, bien plantado como padre y actor, y lo más importante es que me agarra en buena relación conmigo, satisfecho con lo que soy y con lo que hice, lo que me da una profunda tranquilidad. Me miro al espejo, más allá de la imagen, y me reconozco bastante...
¿Qué ves?
¿Qué veo? [se toma unos segundos] A una persona feliz. Cuando digo feliz no significa que esté todo el tiempo en una nube creyéndome mil, la felicidad es de a ratitos. Nunca fui contra mis deseos.
¿Nunca?
Nunca jamás. Siempre fui leal a mis convicciones, aún cuando cometí errores de los que me arrepiento.
¿Cuáles, por ejemplo?
Haber perdido tiempo por ir en busca de lo que no tenía, en lugar de aprovechar lo que sí tenía. No me sentía realizado porque estaba a la espera de algo más…
¿Qué era lo que buscabas que no tenías?
Cómo ser feliz, supongo… Me la pasaba buscando algo sin saber qué. Creía que podía lograr mucho más…
¡Qué situación difícil!
Sí porque estaba siempre a la espera, pero ya no espero más, disfruto. Hoy antes de subirme al escenario, me miro en este espejo [señala al del camarín] y me hablo: “Esto es lo que te gusta, lo que elegiste, dale boludo, divertite”.
¿Necesitás recordártelo?
A veces sí, porque pierdo la dimensión de lo que tengo. Y es bueno enfrentarme al espejo y recordarme que soy un actor privilegiado.
El amor en la era de instagram
"Estoy feliz de compartirles que le propuse casamiento a la mujer que amo con el alma y me dijo que sí", escribió Mariano a fines de agosto en el pie de una romántica foto con Camila Cavallo que publicó en su cuenta de Instagram.
¿Hubo un pedido formal y entrega de anillos?
Sí, todo completito. Se me ocurrió el día anterior a que cumpliéramos dos años de relación. Le dije a la vendedora: "Necesito dos anillos para pedir la mano de mi novia".
Es una audacia para los tiempos que corren…
Sí, pero Cami se lo merece todo, es una mina de fierro, estoy muy enamorado y tengo ganas de casarme con una ceremonia ante Dios. Nos hacemos muy felices.
Dos años es nada, y ustedes ya tienen una hija de un año y tres meses…
Los tiempos han cambiado… Nosotros nos conocimos por Instagram y también en el proceso de convivencia y siendo padres. Hay prejuicio sobre las relaciones que se forman en las redes sociales, pero acá estamos, con fecha de matrimonio.
¿La sorprendiste?
Sí, la verdad que no se lo imaginaba. Fuimos a cenar después de la función teatral y en un momento alcé la copa de vino y me despaché con todo lo que sentía por ella y saqué los anillos. Se quedó helada.
No debe ser fácil estar con vos…
A ella no le costó mucho. Su dulzura, sensibilidad y sencillez me hipnotizaron.