La cerveza tiene más de 800 descriptores aromáticos, además de sabores y texturas muy variadas. ¿Cómo pensar posibles maridajes? Sol Cravello, jefa de Conocimiento Cervecero de Cerveza Patagonia, nos orienta con algunas claves.
1- Alinear intensidad: busquemos equilibrio y diálogo. En la cerveza la intensidad está dada por el amargor, el alcohol, los aromas. Así, un cordero -de sabor intenso- puede ir con una IPA, elevada en amargor, y una ensalada con una Weisse refrescante.
2- Crear un puente: lograr una unión entre la cerveza y la comida. Para ello, deben compartir los mismos (o similares) descriptores. Ejemplo: las notas a café de una Stout con el suave dejo a café de un tiramisú puede potenciar ese sabor o bien anularlo y dejar percibir otros.
3- Generar un corte: provocar contraste para limpiar el paladar y probar un nuevo bocado. Por caso, una cerveza dulzona contrarresta la acidez de un escabeche y el amargor de una cerveza de elevado IBU corta con el empalagamiento de un postre.
Una prueba para hacer en grupo
Podemos hacer esta prueba con amigos: combinemos un postre de (o con) chocolate con una Stout o una Porter, que también tienen notas de chocolate. ¿Qué sucedió? ¿Se potenció el chocolate o se anuló permitiendo que afloraran otros sabores? Cada comensal tendrá una respuesta distinta.