En 2016, el fotógrafo Topher Burgos se dirigió con su cámara a un reconocido festival de Lucban (Filipinas). Mientras retrataba a los concurrentes y las exposiciones, algo le llamó la atención: se trataba de una niña delgada, de belleza exótica y una mirada profunda, vestida con harapos, pidiendo monedas. Una situación que se repite para millones de menores filipinos y de otros lugares del mundo.
El hombre capturó cuatro imágenes que recorrieron el mundo. La adolescente -que estaba a un día de cumplir los 13 años años- fue apodada "Chica Bajau", por su pertenencia a un grupo étnico originario de la parte meridional del país (conocido como los "gitanos del mar", debido a su estilo nómada).
Los medios locales e internacionales la buscaron hasta que dieron con ella. Su nombre era Rita Gaviola y limosnear era parte de su vida diaria: solo así podía ayudar a sus cinco hermanos, ninguno de los cuales asistía a la escuela.
Su padre era recolector de basura y los magros ingresos apenas alcanzaban para la comida. Junto a su madre, vivían en una choza precaria, sin agua ni cloacas.
Tras la exposición, llegó un inesperado cambio de vida para la familia Gaviola. Las entrevistas televisivas, derivaron en el apoyo de reconocidas figuras como Hillarie Danielle Parungao (Miss Mundo Filipinas 2015) y Angelia Ong (Miss Tierra 2015), que la ayudaron a incursionar en el mundo de la moda.
En 2018, con 15 años se convirtió en la muchacha más pequeña en entrar a la casa de Gran Hermano Filipinas (versión "teen"). Además, inició una carrera como actriz. Esto, sumado al uso inteligente que Rita hizo de las redes sociales, la transformaron en una estrella, elegida por marcas como Calvin Klein.
Actualmente, la joven se volvió una modelo modelo e influencer, con más de 120 mil seguidores en Instagram. Además, asiste a la escuela y logró su más profundo anhelo: la construcción de una casa.
