La fiebre por las series no hace más que crecer. Después de una tercera temporada que nos dejó con el corazón en la boca, los seguidores de La Casa de Papel estamos deseando ansiosos que llegue la cuarta. Mientras tanto, espero en una oficina chiquita a que aparezca Pedro Alonso... Y sinceramente, como fanática irremediable de la serie, estoy muerta de nervios por entrevistarlo.
El reconocido actor español, famoso por sus papeles en Gran Hotel (Diego Murquía) y La Casa de Papel (Andrés de Fonollosa, “Berlín”), entra a la habitación con la misma soltura con la que encara sus personajes. Me da un abrazo y me pregunta de dónde soy. “¡Argentina! ¡Pero qué lugar más bonito!”, dice antes que nada, y yo me relajo por completo.
El actor que da vida a “Berlín” vuelve al ruedo luego de que su personaje tuviera en 2019 un recorrido de lo más caótico... ¡Y perdón si te spoileo!
Luego de la segunda temporada la gente dudó de una nueva aparición tuya en la serie. Y después de la tercera ocurrió algo similar. ¿Esperabas volver?
La vida profesional me ha enseñado que el mayor arte es vivir el presente. Siempre trato de sortear las expectativas una vez que asoman, porque así la vida te sorprende aunque tú no quieras. Las expectativas te conducen por un lugar ficticio de tu mente, cuando la vida en realidad está en otro sitio. Yo me la he pasado muy bien... Es verdad que he sufrido mucho vértigo, pero me gusta arriesgar. Podemos equivocarnos, pero si no nos estrellamos, a veces no la pasamos bien.
¿Cómo hacés para llevar adelante esta filosofía en tu día a día?
Como te digo, procuro no anticiparme las cosas. Cuando la serie se estrenó, me di cuenta de que una opción posible era que siguieran sin mí; sin embargo, yo sentía que mi personaje de “Berlín” también podía seguir. Me mentalicé para que todo estuviera bien, tanto si la serie continuaba conmigo o no. Estoy muy agradecido de haber permanecido, me han pasado cosas muy buenas con este equipo, creativamente muy ricas y creo que todavía hay vida. Hay material de interés para que la historia prosiga... Lo estoy disfrutando sin vivir de la renta de lo bueno que ha pasado; sin darle tanto paño a lo que, como decía antes, no conozco y o está por venir.
¿Cómo te caen las suposiciones de los fans? Es decir, lo que ellos creían que le pasaría a tu personaje tanto en la tercera como en la cuarta temporadas...
Me impresiona mucho seguir vivo después de contrastar durante años lo duro que es vivir de esta profesión. Porque no siempre he hecho cosas buenas... Hice de todo: papeles presentables, malos, me he equivocado y lo he hecho a la vista de todos. Me hace sentir muy honrado seguir vivo y activo, rodeado de gente talentosa y con ambición... Generar este interés con la coartada del entretenimiento, pero también trabajar con compromiso artístico. Luego de eso, que el público juegue con que estoy vivo o muerto es anecdótico, porque en cuanto ves el primer capítulo, ya sabes. El cogollo no está ahí: es ver qué hacemos ahora con el cuestionable derecho a seguir con esta serie. Pero quiero creer que la pregunta se resuelve enseguida.
¿Sentís que "Berlín" ha ido evolucionando a lo largo de las temporadas?
Tengo la sensación de que estoy investigando constantemente la cara oculta de la Luna de “Berlín”. Cada uno de los actores que han estado con nosotros en todas las temporadas tienen que hacer lo mismo, ¿no? Renovarse e ir descubriendo nuevas facetas de los personajes es algo esencial.
¿Cómo vivís el amor de la gente hacia un personaje tan controversial como "Berlín"?
Creo que tiene que ver con esta nueva era de los “anti-héroes”, en la que se han esfumado los límites entre lo bueno y lo malo. Vivimos en un mundo donde las referencias de estas cosas está en permanente cuestionamiento. ¿Qué es bueno o malo? ¿Qué se considera decente o legal? Ya no sabemos dónde está el norte y el sur. Desde lo narrativo a mí esto me encanta, porque puedes componer tu personaje pensándote un rato malísimo y otro rato ángel. Yo he logrado esa sensación estando en escena, es extraordinario. Y a partir de ahí solo tienes que amplificarla.
Fenómeno mundial
El próximo estreno de la cuarta temporada ha reavivado el apoyo internacional a esta ya célebre banda de ladrones liderada por El Profesor. Tanto ha calado esta ficción en sus seguidores, que hasta se hicieron manifestaciones en varios rincones del mundo con las máscaras de Salvador Dalí (características de la serie) y al canto de “Bella Ciao”. Cuando se lo recuerdo a Pedro, él me habla de “una revolución en las sociedades occidentales, que están buscando una fuerte identificación, ya no con los tradicionales personajes heroicos, sino con aquellos que son todo lo contrario”.
Hablemos del éxito que ha tenido La Casa de Papel a nivel mundial, ¿cómo lo vivís?
Lo que se ha generado con la serie todavía me pone la piel de gallina. En Latinoamérica la respuesta de la gente fue asombrosa desde la primer temporada. Me impresiona que mi trabajo le interese a gente de todo el mundo... Es muy loco esto de caminar por el desierto de México o por París y que alguien me pare porque me reconoce... ¡Me han llegado mensajes de Arabia Saudita! Es de una dimensión descomunal lo que está pasando. La devolución del público es muy cálida, hay algo afectivo dando vueltas muy lindo e intenso. Se siente un reconocimiento grande al trabajo que estamos haciendo.
¿En algún momento se te pasó por la cabeza que no tenía sentido seguir?
No, jamás pensé eso. En realidad, todo lo contrario... Siento que esta ficción aún tiene mucho potencial, por la naturaleza de sus personajes y por cómo se van desarrollando. Sin adelantar nada, les digo que ojalá tengamos la lucidez para medir los tiempos y seguir con esta fiesta todo lo posible. La ocasión lo merece y me gustaría devolver parte del lindo karma que ahora estamos viviendo. Es cierto que tanta exposición y presión no son fáciles de sobrellevar, pero hablamos también de un arte y de profundos aprendizajes que estoy haciendo con esta experiencia.
La Argentina es uno de los sitios donde más resonó la serie. ¿Cómo es tu relación con nuestros fans?
Tu país me provoca algo maravilloso, me impresiona todo lo que se genera entre la gente. Cada vez que estoy de visita, quiero volver el año siguiente. He tenido la posibilidad de recorrerla y siento que la energía de su gente es distinta, tienen una fuerza grandísima. En algún punto, siento la necesidad de devolver un poco del amor que recibimos... Con Argentina siempre hemos tenido una conexión poderosa.
¿Te gustaría trabajar en la Argentina?
¡Claro! Siempre he tenido esa fantasía. Les tengo mucha admiración a sus actores y actrices, son profesionales de mucho nivel. Siento que sería una experiencia espectacular.
Te acercaste a la escena actoral argentina trabajando con Rodrigo de la Serna. ¿Qué tal te cae? ¿Cómo fue esa experiencia?
Yo ya conocía la trayectoria de Rodrigo. Es que en España conocemos a los actores argentinos y les tenemos mucho respeto. Son artistas excelentes, alto nivel. Con Rodrigo nos llevamos bien desde la primera secuencia que hicimos. Es un actor integral, aprendo mucho de él. Además, tenemos una forma similar de abordar el trabajo, porque siempre queremos más. Somos exigentes y apasionados cuando estamos en acción. Lo mismo me pasa con Alba Flores (“Nairobi”), ya que nos compenetramos a fondo.
Además del éxito artístico de La Casa de Papel, la serie tuvo mucho impacto en el plano social, ya que se los tomó como referentes en diversas manifestaciones. ¿Qué opinás al respecto?
Creo que la gente se aferró mucho a la serie como un símbolo de lucha. Que nos usen a nosotros como modelos es una cosa que me llena de orgullo y me genera sensaciones increíbles en todo el cuerpo. No obstante, a veces ha ocurrido que estas manifestaciones rozaron la violencia y eso es algo que personalmente no aplaudo. Son cosas distintas.
¿Creés que la gente quiere escaparse un poco de la realidad también?
Claro, por eso con estos personajes puedes pasar un buen rato. Como actores hacemos lo que podemos y creamos con esa energía. Verlo con distancia no es fácil, uno tiene que encontrar la manera de salir lo más airoso posible de esto que llamamos vida, y que creo es como una prueba. La serie tiene variables que te pueden sacar de tu abulia cotidiana, y eso me importa muchísimo. En mi caso, trato de reforzar mis intenciones para no dar pasos en direcciones que me conviertan en algo que no tenga que ver con mi corazón.
¿Cómo hacés para mantenerte en esta línea teniendo en cuenta la fama que alcanzaste?
Intento escarbar en la humanidad, y para lograrlo trabajo con lo que tengo. No soy un actor que obre por imitación ni, casi te diría, por imaginación. Trabajo por puro ejercicio científico de observación de lo que me nace, de aquello que me vibra... Y procuro ser honesto conmigo mismo, con mis miserias y grandezas, y también con mi torpeza. Ese es el viaje en el que he insistido en estos últimos años. ¿Qué soy? Si me das la mano y me dices “voy a tendértela durante un rato”, intento ser consecuente con eso. Es decir, intento ser un espejo, en cierta medida, porque además descubrí que si no trabajo desde allí, trabajo en el vacío... Y cuando estás tan expuesto como yo, el vacío puede depararte una fea sorpresa.