El boom de las burbujas resurgió en Estados Unidos y llegó a la Argentina para quedarse. En sifón o botella, el agua gasificada ya no ocupa solo un rol de acompañar a alguna infusión sino que se volvió protagonista.
¿Por qué se volvió la preferida? Acá están algunos de los motivos:
1. El agua con gas es buena para la digestión. Además de los minerales que contiene, el dióxido de carbono neutraliza la secreción gástrica, lo que finalmente favorece la digestión.
2. Da sensación de saciedad: puede contribuir a que la comida permanezca en la primera parte del estómago por más tiempo, lo que te hace sentir lleno.
3. Es un remedio contra la constipación, favorece la calcificación, baja el colesterol malo y sube el bueno. Y no contiene calorías.
“A la gente le gustan las burbujas. Prueba de ello es que esas marcas que antes vendían la finamente gasificada ahora incluyen una leyenda superadora que dice burbuja grande.”
¡Todo vuelve!