Flor Vigna volvió a captar la atención de sus seguidores con una confesión que generó identificación y debate en las redes sociales. Esta vez no se trató de una reflexión sobre el amor ni sobre su carrera artística, sino de una costumbre que, según admitió, se volvió un hábito difícil de controlar.
A través de una historia en su cuenta de Instagram, Flor reveló que su “peor y único vicio” es scrollear sin parar. “Empecé en cada momento libre a entrar sin darme cuenta a TikTok, a Instagram”, escribió. La confesión dio pie a una reflexión más profunda sobre el uso de las redes sociales.

Lejos de una crítica moralista, la artista compartió su experiencia personal, que rápidamente fue comentada por sus seguidores. Muchos usuarios le respondieron que atravesaban lo mismo, y que también caían en ese comportamiento casi automático de revisar el celular en cada rato libre. “Ahora hago un repaso por todos lados y siento que me lleno de información que me hace sentir que el mundo corre como mil veces más rápido”, aseguró.

La ex de Luciano Castro viene mostrando en sus redes un perfil más reflexivo en el último tiempo. A través de historias y posteos, comparte pensamientos sobre su vida, el trabajo, y también sobre el impacto de la tecnología en lo cotidiano. Esta vez, el foco estuvo puesto en algo tan común como preocupante: la dependencia al contenido digital inmediato.
El scrolleo compulsivo, como lo definieron algunos especialistas, es una de las conductas más frecuentes entre los usuarios de redes sociales. Y que una figura pública como Vigna lo visibilice genera un efecto espejo entre sus seguidores.

La sinceridad de Flor fue bien recibida, ya que no lo planteó como una crítica ajena sino como un reconocimiento propio. “No me doy cuenta y ya estoy ahí”, escribió, en una frase que muchos identificaron como parte de su propia experiencia diaria.
La publicación no fue parte de una campaña ni de una estrategia de contenido, sino una muestra espontánea de su rutina, y eso fue lo que más conexión generó. En un contexto donde las redes suelen mostrar sólo el lado ideal de la vida, su gesto fue valorado como auténtico.