Silvina Luna murió hoy a los 43 años. El calvario de Luna empezó justo después de que el cirujano estético Aníbal Lotocki le operara los glúteos y le aplicara Metacrilato, una sustancia prohibida por el ANMAT y que se usa en medicina como “cemento” para piezas dentales y prótesis de cadera.
En medio de usu intensa lucha, su vida dio un giro radical. De los flashes, los realities y la vorágine de la farándula, Silvina Luna optó por el camino de la meditación, la calma y la fe. En esa búsqueda de respuestas y de ver la vida desde otra perspectiva, Silvina escribió un libro, al que llamó “Simple y consciente”.
Ángel De Brito leyó en LAM algunos pasajes del libro que Luna le regaló, y dejó frases demoledoras. “El día que me dieron el diagnóstico, subí a mi auto, en ese momento vivía en México, y todavía no puedo recordar qué pasó en esas dos horas después de que salí de la clínica. Me despertó de ese trance el llamado de una amiga preocupada porque yo no contestaba el teléfono. (...) Después de mucho tiempo empecé a preguntar cuál era mi vocación, qué sentido tenía mi vida y ahí comencé a aceptar todo”, escribió Silvina sobre lo que tuvo que enfrentar al enterarse de la gravedad de su situación.
Pero eso no fue todo. Al consultar con los médicos, el panorama no era bueno y ella empezaba a entenderlo. “El primer médico que me trató me preguntó qué era lo que más me gustaba en la vida y le contesté que la playa y el mar, y me dijo “Bueno, andá a disfrutarlo”. (...) Fui a cirugía pero siempre se mantenía el pronóstico de que me quedaban pocos meses de vida. Creí eso y seguí creyéndolo. Creo que me queda un número x de meses y así vivo”, reconoce Silvina Luna en su libro.
La recordada exparticipante de realities como “Gran Hermano” y protagonista de varios shows y obras de teatro se encontraba internada en el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires desde el pasado 13 de junio. La intervención que la deterioró estuvo a cargo del cirujano Aníbal Lotocki, en el año 2011, que le provocó severos daños en su cuerpo.
El médico fue condenado en febrero de 2022 por el Tribunal Oral y Correccional 28 de la Ciudad de Buenos Aires a cuatro años de prisión y cinco de inhabilitación para ejercer la medicina por las “lesiones graves” que les causó tanto a Luna como a las demás pacientes Gabriela Trenchi, Stefanía Xipolitakis y Pamela Sosa.