Matías Avaca es mendocino, tiene 33 años y se graduó como Ingeniero en Sistemas en la UTN y como Diseñador Multimedial en el Instituto Gutenberg. Desde hace más de cinco años vive en Nueva Zelanda, país al que llegó como parte del programa de intercambio profesional Working Holiday Visa (Visa de Trabajo en Vacaciones) y donde finalmente se instaló y se quedó a vivir.
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Actualmente reside en Auckland, la ciudad más grande del país oceánico, y está trabajando en una empresa líder mundial en el desarrollo de software para DJs y producción musical. “Mi rol en la empresa es como líder de un equipo de desarrollo a través del cual coordino un equipo de seis personas de diferentes nacionalidades (Nueva Zelanda, China y Japón)”, destaca el mendocino a Vía Mendoza al describir sus funciones.
Sin embargo, se llevó consigo otras lindas pasiones, como el teatro. Y es el fundador de un elenco y compañía de teatro de improvisación en español. “Durante los últimos años que viví en Mendoza, tuve la suerte de unirme a los talleres de Impro Teatral de Esteban Agnello y Sebastián Luna, lo cual me abrió las puertas del Ascenso y la Liga Mendocina de Improvisación. Cuando me mudé a Nueva Zelanda, algo que me costó mucho dejar fue la Liga y todo lo que un grupo como ese genera en tu día a día. Por eso, ni bien me asenté en Auckland, comencé a buscar personas para hacer Impro en español. Como no encontré, decidí lanzar una convocatoria para personas sin experiencia, pero con ganas de darle una chance al teatro. Y se generó algo muy bonito. Personas de todas partes de Latinoamérica y España, viviendo en Auckland, se sumaron a la primera clase abierta, y a partir de ahí no paramos. Rápidamente comenzamos con talleres semanales, luego tuvimos que abrir un segundo grupo por la cantidad de gente que venía. A partir de ahí comenzaron los shows, las invitaciones a participar en festivales de teatro y eventos en español, viajes a otras regiones del país y reconocimiento a nivel nacional e internacional”, resume con entusiasmo el inquieto mendocino, quien mientras vivió en Mendoza se desempeñó durante varios años en la oficina de Sistemas de la Dirección General de Escuelas (Casa de Gobierno) y en áreas de la UNCuyo como Educación a Distancia y Posgrado.
-¿Cuándo y cómo decidiste irte a Nueva Zelanda?
Me mudé a principios del 2016. Pero fue parte de un plan que llevaba varios años gestándose, desde mi regreso a Mendoza después de casi un año viajando en el exterior entre 2011 y 2012. Cuando volví de ese viaje, me puse como objetivo terminar la carrera de Ingeniería en Sistemas, seguir ganando experiencia laboral y tratar de emigrar con el objetivo de perfeccionarme, especialmente trabajando en inglés. Consideraba que trabajar en un país de habla inglesa iba a ayudarme a progresar en mi carrera, y brindarme más oportunidades en el futuro.
Al principio estaba entre Australia y Nueva Zelanda, ya que en Argentina tenemos programas de lo que se conoce como “Working Holiday Visa”, que son visas temporales para poder trabajar y viajar durante un año. Comencé los trámites en paralelo, para aplicar en ambos países, y Nueva Zelanda confirmó primero por lo que no lo dudé.
-¿Y te fuiste de un día para el otro?
Me fui de Mendoza con la intención de establecerme en Nueva Zelanda. Creo que haber tenido la oportunidad de viajar anteriormente me dio un panorama bastante claro de lo que podría llegar a esperar al mudarme a otro país. Antes de irme vendí todo lo que tenía, lo cual me dio la oportunidad de viajar con algunos ahorros para sostenerme hasta empezar a trabajar. El costo de vida en Nueva Zelanda es bastante caro, por lo que sabía que iba a tener que ajustarme mucho antes de empezar a trabajar. Por suerte, al poco tiempo de mudarme conseguí un trabajo relacionado a lo que yo había estudiado en Mendoza, lo que me permitió relajarme y enfocarme en asentarme definitivamente.
-¿Qué fue lo más difícil para acostumbrase a vivir allá?
Siempre lo más difícil de vivir en el extranjero es estar lejos de la familia. Ya llevo más de cinco años viviendo acá y todavía no me acostumbro. Mientras más tiempo pasás afuera, más sentís esto de estar perdiéndote muchos acontecimientos y eventos importantes. También se extrañan los amigos que quedaron allá, pero la verdad es que ese último aspecto se hace más llevadero cuando parte de ese grupo de amigos vive acá en Nueva Zelanda también. Actualmente, somos cinco o seis egresados de Sistemas de la UTN Mendoza viviendo en Auckland. La mayoría de ellos llevan varios años acá y emigraron casi todos con sus parejas. Sin dudas que esto hace todo más fácil, porque armamos nuestra pequeña comunidad y somos muy unidos. Festejamos los cumpleaños juntos, nos hacemos el aguante en diferentes actividades y emprendimientos que comenzamos acá y solemos pasar las fiestas juntos también.
-¿Cómo es un día en tu vida en Nueva Zelanda?
Un día típico para mí es levantarme temprano en la mañana, empezar a trabajar ya sea desde la oficina o desde casa (tenemos la opción de hacer ambas modalidades). Después del trabajo, normalmente voy al gimnasio, o si es miércoles, jugamos con los chicos en una liga amateur de futsal -la cual ganamos la temporada pasada-. Dependiendo el día, posiblemente termine en el teatro -ya sea haciendo o dando un taller, o actuando en un show, según el día de la semana-. Por suerte aquí pude continuar con mi pasión por la Impro, y soy uno de los productores, actores, directores y profes en un teatro local llamado Covert Theatre.
-¿Cómo se vive esa experiencia de ser la cabeza de un elenco o grupo teatral?
Un desafío grande fue el recambio de gente, algo muy común acá en Nueva Zelanda, ya que suele ser un destino de paso para muchas personas. Esto generó muchos desafíos a la hora de establecer un grupo constante y estable. Porque era común perder integrantes del grupo que debían volver a sus países o viajar al siguiente destino. Desde el inicio de la pandemia, prácticamente quedamos únicamente aquellos que ya estábamos asentados y afianzados en el país. Eso favoreció a la unión y perfeccionamiento del grupo. Se llama “Mabel Impro” y actualmente está compuesto por artistas oriundos de Argentina, México y España.
-¿Cómo se vive la movida artística en Nueva Zelanda, sobre todo en plena pandemia?
La movida artística aquí es emergente y experimental, considerando que es un país “joven”, comparado con otros países del mundo. El manejo de la pandemia ha sido muy efectivo: se cerraron las fronteras rápidamente y se pusieron en lugar una serie de reglas muy estrictas que permitieron que los contagios comunitarios se controlaran rápidamente. Esto permitió que la actividad artística, así como otras industrias, no estuvieran paradas durante demasiado tiempo. Si bien muchos eventos y actividades tuvieron que ser cancelados o reprogramados -incluyendo un festival de Impro internacional que planeé por durante un año-, las consecuencias no fueron tan graves como en otros países del mundo.
-Y, en términos generales, ¿cómo está el manejo de la pandemia en aquel país?
La situación está bastante controlada, llevamos más de 100 días sin contagios comunitarios. Los hospitales nunca llegaron a colapsar y desde hace ya uno o dos meses se ha comenzado fuerte con el programa de vacunación. Es un país pequeño, con menos de 5 millones de habitantes, por lo que esperan que para fines de 2021 todos los habitantes estén vacunados.
-Si tuvieses que definir tus planes a mediano o largo plazo; ¿tu idea es seguir allá, volver a Mendoza o seguir viajando?
Por lo pronto me veo viviendo acá por los próximos años. Si bien me gusta mucho viajar, no creo que estemos en las mejores condiciones para hacerlo. Trato de no preocuparme por lo que no está a mi alcance, intento disfrutar y aprovechar de lo que sí puedo. Siento que estoy haciendo una diferencia en el medio local, especialmente en el teatro y en la generación de mayor visibilidad para la cultura latinoamericana. Eso me motiva y entusiasma. Quizás en algún momento vuelva a Mendoza, soy consciente también que hay cuestiones que están fuera del alcance de uno y a veces tienen un peso mucho mayor de lo que pensamos. Creo que lo importante es mantenerse alerta y abierto a tomar decisiones basadas en las condiciones que se le presentan a uno en lugar de mostrarse determinado e inflexible en una decisión.
-¿Seguís de cerca la realidad de Mendoza y del país? ¿Cómo la ves?
Hablo constantemente con mi familia y con algunos amigos, aunque se hace difícil obviamente por la diferencia horaria (15 horas). Por lo general, cuando me estoy yendo a dormir, allá se están levantando y viceversa. Sin dudas, eso me hace sentir bastante desconectado del día a día.
Por lo que puedo concebir de esas charlas, más lo que puedo llegar a leer online, la situación del país es bastante delicada. Hay cuestiones que no puedo entender y que trascienden los colores políticos, como los vacunatorios VIP o el abuso de los privilegios políticos para beneficiar a unos pocos. Uno quiere imaginar que nuevas generaciones van a cortar con esta desigualdad e injusticia, pero la verdad es que pareciera que vivimos en una crisis constante y jamás salimos del pozo.
Realmente deseo que tanto la provincia, como el país puedan encontrar el camino correcto para salir adelante y encontrar paz y armonía en todos sus aspectos.
-¿Qué es lo que más extrañás de Mendoza estando allá? ¿Y lo que menos?
Además de la familia, se extrañan cosas específicas como las tortitas, los viajes a la montaña, los asados con los amigos, los domingos de Liga Mendocina de Improvisación.
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Y entre lo que menos se extraña, hay cuestiones que uno no termina de dimensionar hasta que vive en otro lugar. Honestamente no extraño salir a la calle con la incertidumbre de si volveré sano y salvo a casa esa noche. No extraño caminar por la calle y tener que andar con ojos en la espalda. No extraño tener miedo de guardar el auto en la cochera en la noche. No extraño la incertidumbre, la desesperanza y la falta de confianza.
-¿Tratás de viajar seguido a Mendoza?
Normalmente suelo viajar a visitar a la familia una o dos veces al año, pero ya va casi un año y medio desde la última vez que pude ir. Y la verdad es que hace falta. ¡Ojalá pueda ir pronto para Mendoza!.