Netflix: Guillermo del Toro no quiso revivir a Frankenstein, sino redimir al monstruo en su película

La película sobre el famoso monstruo se estrena en cines selectos este 23 de octubre y llegará al catálogo de Netflix el 7 de noviembre.

Netflix: Guillermo del Toro no quiso revivir a Frankenstein, sino redimir al monstruo en su película
Netflix: Guillermo del Toro no quiso revivir a Frankenstein, sino redimir al monstruo en su película

Guillermo del Toro regresa al terreno de lo gótico con una de sus apuestas más ambiciosas: una reversión casi romántica y revisionista del clásico de la autora y pionera Mary Shelley, que llega a algunos cines de Argentina este 23 de octubre y a la plataforma de Netflix el 7 de noviembre.

En esta nueva lectura del mito de Frankenstein, el cineasta mexicano desplaza el foco del terror visual hacia la emoción, explorando temas de humanidad, marginación y abandono desde una mirada poética y simbólica.

El Frankenstein de Guillermo del Toro

*Desde acá comienzan los spoilers sobre la nueva película de Guillermo del Toro: Frankenstein.

Lejos de ser una adaptación literal de la obra o una reinterpretación de aquella famosa película que nos dio un monstruo verde con tornillos, la historia de Del Toro se plantea como un escenario de 3 actos donde conocemos el prólogo, la historia del creador y hasta la versión (casi nunca escuchada) del mismo Frankenstein, buscando generar la empatía al monstruo.

Guillermo del Toro hizo su reversión de Frankenstein en su nueva película para Netflix. / Gentileza.
Guillermo del Toro hizo su reversión de Frankenstein en su nueva película para Netflix. / Gentileza.

Si de autoras hablamos, Shelley hace parte de mi lista de favoritas. Ella escribió una novela filosófica sobre la soledad en un momento de mucho dolor, como lo es la pérdida de un hijo, además de las consecuencias de la ambición científica (un tema que sigue más vigente que nunca). Del Toro, en cambio, traslada el eje hacia la conexión emocional. Su Frankenstein es una reflexión sobre la paternidad, la marginalidad y el perdón, donde no hay héroes ni villanos en el sentido clásico.

Todo el relato respira un romanticismo fatalista, atravesado por una sensibilidad gótica, especialmente durante la trama que cuenta la historia de Víctor Frankenstein, a quien Del Toro y el actor Oscar Isaac le dieron realmente vida, personalidad y carisma, siendo uno de los personajes más memorables de la historia.

Guillermo del Toro y Oscar Isaac, durante el rodaje de "Frankenstein". (Ken Woroner/ Netflix)
Guillermo del Toro y Oscar Isaac, durante el rodaje de "Frankenstein". (Ken Woroner/ Netflix)

Un dato interesante es que si bien el filme conserva las secuencias árticas que abren la novela y Víctor es medio francés, medio inglés por sus padres, sitúa gran parte de la historia en la Europa del Este durante la Guerra de Crimea. Este contexto histórico dota de sentido a los cuerpos usados, a la importancia de la guerra en la trama y a la naturalización del uso de los cuerpos sin recordar “el alma” que habitó en ellos, para la creación del ser, además aporta una capa política a la reflexión sobre la vida, la muerte y la identidad, algo que realmente me interesó y me hubiera gustado conocer más.

La Criatura: del monstruo al ser consciente

Jacob Elordi interpreta a la criatura con una presencia física y emocional que redefine al “moderno Prometeo”. Su monstruo no es un ser torpe ni desprovisto de razón: es sensible, consciente de su propia existencia y capaz de generar empatía. Como en la novela, lee, escribe y reflexiona.

Visualmente, Del Toro se aleja de los clichés del “monstruo verde con tornillos”. El diseño del personaje combina lo trágico y lo bello, con un cuerpo formado por fragmentos de piel de diferentes tonalidades, atravesado por cicatrices casi que inspiradas en el arte japonés del kintsugi (reparación con oro), que celebra estas uniones en lo roto como forma de belleza.

La voz en primera persona del monstruo (un elemento que remite directamente al texto de Shelley y que seguro sorprende a más de uno cuando lo ve en pantalla por lo inesperado) le devuelve su condición de sujeto, de marginado que busca ser comprendido: ya no son trozos de cuerpos y algo peligroso, se trata de un ser vivo, que siente, entiende, tiene deseos y puede expresarlos.

Además, la dualidad del hecho de que el ser humano deseara la vida eterna y que el monstruo la tenga pero no la quiera me pareció uno de los conceptos más bellos de la película, aunque algunos detalles como el conflicto entre Víctor y su creación tal vez pudieron tener un mejor desarrollo.

Victor, Elizabeth y nuevos vínculos

El Víctor Frankenstein de Oscar Isaac es más maduro y atormentado que el joven científico de Shelley. Su deseo de crear vida nace del trauma y del rigor paterno, más que del ímpetu académico. Además, el detalle de los traumas de la niñez y el no poder romper patrones es clave en la historia.

Netflix: Guillermo del Toro no quiso revivir a Frankenstein, sino redimir al monstruo en su película
Netflix: Guillermo del Toro no quiso revivir a Frankenstein, sino redimir al monstruo en su película

Elizabeth Lavenza, interpretada por Mia Goth, adquiere una relevancia inusual. Su empatía hacia el monstruo introduce una dimensión emocional que contrasta con la repulsión del relato original. Tal vez fue aquí donde faltó más tiempo en pantalla de la relación entre ella y el monstruo.

En su Frankenstein, Del Toro no busca resucitar un monstruo, sino redimirlo.