Cuando en la Argentina la elaboración de productos destilados de calidad aún estaba en ciernes, en Mendoza nacía Hilbing Franke Family Distillery. Su fundador, Rolando Hilbing, integrante de una familia con larga tradición en la producción de bebidas alcohólicas, supo volcar en cada una de sus creaciones el expertise de sus antepasados y los secretos del arte de la destilación que recolectó en Alemania, donde realizó un Master en la Universidad de Geisenheim. Fue el primer Maestro Destilador del país y recibió numerosos premios. Hilbing asegura que la capacitación contínua fue clave, lo mismo que la inversión en tecnología de punta.
-¿Cómo evoluciona el consumo de bebidas blancas en la Argentina?
Aquí cerca de un 30% del consumo de alcohol es vitivinícola, un 60% es netamente de cerveza y apenas un 3% responde a bebidas blancas. Falta un poco de crecimiento porque el paladar argentino aún no está tan acostumbrado a estas bebidas.
-Además del gin, ¿qué otra espirituosa tiene proyección en el mercado local?
El vodka está ganando terreno. Los saborizados son muy utilizados en el mundo de la coctelería.
-¿Cuál fue la experiencia en las competencias internacionales?
Interesante y reconfortante. Los especialistas que estaban allí no tenían idea de que en la Argentina se hicieran destilados de tan buena calidad. Les explicamos que esto se debe a las técnicas y equipos, y sobre todo al terroir. La materia prima es fundamental para un producto final de calidad y la Argentina, y específicamente Mendoza, la tienen.
-¿Cuáles son los desafíos de Hilbing Franke de cara al futuro?
Siempre buscamos superarnos. Vamos a lanzar un nuevo gin y un vodka. Estamos probando la producción de un ron que será el más austral de Sudamérica, y ya contactamos a productores de caña de miel de Tucumán para que nos provean la materia prima. También estamos avanzando en la elaboración de brandy.