Hasta hace relativamente poco, los diseñadores ni siquiera consideraban a las personas de talla grande como posibles portadoras de sus creaciones, y las pasarelas eran territorio para las delgadas. Pero el viernes 14, una decena de jóvenes paraguayas caminó por la pasarela de la séptima edición del concurso Miss Gordita, para demostrar que la belleza y la seguridad existen más allá de los cánones impuestos.
Las participantes realizaron su último ensayo en una discoteca de Asunción y regalaban sonrisas, y se paraban para posar ante sillones vacíos, que en pocas horas se llenarán de público.
Pero la premiación es el fin de un largo proceso, que dura seis meses (antes duraba tres), durante el cual las chicas reciben orientación nutricional y respaldo psicológico para mejorar su salud, aumentar su autoestima y combatir sus inseguridades.
Pese a que Miss Gordita podría pensarse como una apología a la discriminación por obesidad o un concurso que pone a las mujeres obesas en un lugar de "arlequín", está muy lejos de eso.
Fue creado en 2012 por Mike Veras como un ejercicio de reivindicación de los cuerpos diferentes. Un llamado de atención para dejar de "invisibilizar" a las personas de talla grande, para celebrar distintos tipos de belleza y erradicar estereotipos normativos, sin olvidarse de concientizar sobre la salud. El único requisito para participar es tener un peso superior a 70 kg, disponer de tiempo y tener la mente abierta.
Algunas ya se inscribieron en este concurso con la confianza de serie, como Mónica Cañete, una joven de 23 años que no tiene ningún inconveniente con su autoestima.
Este concurso se creó en un momento en que la obesidad va en aumento en todo el mundo y preocupa a los especialistas. Según un estudio realizado en conjunto por la Facultad de Salud Pública del Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud, las tasas de obesidad de niños y adolescente en el mundo se han elevado de manera exponencial. En los últimos 30 años la cantidad de obesos de ha triplicado en el mundo. En América la situación se es grave: somos la región con el mayor número de adultos obesos, con el doble que el resto del mundo.
"Desde 2012 estamos haciendo este concurso y tuvo mucha repercusión en todo el mundo", explica Mike Veras a la radio Ñandutí, y cuenta: "Hay muchos prejuicios hacia las personas con obesidad y de allí surgió la idea de hacer el concurso".
Sobre lo que logra el concurso, Veras revela: "Con los años está comprobado que hay una mejora en la autoestima de las chicas. No solo exponemos a las chicas, le damos una contención para que entiendan que la obesidad es una enfermedad".
El creador del certamen, explica que las chicas son asistidas por personal de salud que les dan charlas y también por psicólogos. Y que, además, toman cursos de automaquillaje, consultan asesores de imagen, y después de un tiempo compiten.
"La idea es que entiendan que pueden ser aceptadas por la sociedad así, con obesidad", reconoce Veras, quien quedó impactado cuando hacía una investigación por la discriminación que vivían las personas obesas.
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La ganadora de este año fue Laura Ramírez, tiene 30 años y es fisiatra. Según contó a EFE, el concurso le ayudó a perderle el miedo a su imagen.
"La psicóloga hizo un trabajo enorme y fenomenal conmigo. Lo que ella me inculcó ya no creo que salga de mí", manifestó con rotundidad.
En nuestro país, también hay activistas contra la discriminación por el sobrepeso como Mar Tarrés, que rompió lo establecido tras postularse a "la chica del verano" en 2016, Mariana Petracca, que tiene su propia marca de ropa y es una fiel activista para que se cumpla la Ley de Talles. Otro ejemplo es la modelo XL, Victoria Carambat .
Fuente: EFE/ Vice