La socióloga estadounidense Katherine Conger estudió a más de 380 familias durante tres años y llegó a una conclusión: los primogénitos siempre son los hijos favoritos de los padres. El hallazgo se dio en el marco de una encuesta publicada en el Journal of Family Psychology.
Según Conger, el hijo más grande de una familia es siempre el preferido debido a que es quien más se esfuerza por hacer todo bien y evitar con los hermanos menores le saquen el puesto. Además, el primogénito es quien recibe todo el cuidado de sus padres en un principio, y esto es lo que busca mantener luego de que nace un hermano, que representa una amenaza para su monopolio de atención.
Sin embargo, ser el preferido no implica tener más beneficios. Muchas veces, ese favoritismo de los padres se traduce en mayores exigencias y demandas hacia el hijo mayor.
En otras ocasiones, los padres suelen tener como favoritos a los hijos que se parecen a ellos, no solo en cuanto a su aspecto físico sino también en relación a la personalidad.